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Italia se cierra con el "ferragosto" y no se ve un alma por la calle; tiene sus ventajas para el turista accidental porque la fiesta te posibilita dar una vuelta por la bohemia Plaza de España, lanzar la típica monedita a la Fontana de Trevi y conocer la casita en la que vive la impresionante Sofía Loren. Argentina también se clausura aunque por el fútbol. Ciento sesenta y siete partidos después de aquel 24 de agosto de 1913 (por cierto, el primero lo ganó River Plate por 2-1) la pasión que desata un encuentro entre "bosteros" y "millonarios" es absolutamente inigualable. Es cierto que al
fútbol de aquel país le fuerzan a vender jugadores una situación bajo mínimos y una deuda económica gigantesca, aunque la pasión es innegociable, ni se vende ni tampoco se podría comprar.

Mientras en Europa el deporte rey camina hace tiempo por la cuerda floja del "crack" y el "pay per view" es una ruina absoluta, en Argentina los derbies se presencian como si fueran a ser el último. Y afortunadamente no será así. Habrá más. El River-Boca es el partido más cainita de la historia. Ahora mismo Boca se encuentra a diez puntos de su máximo rival y Buenos Aires clama por el
último descubrimiento, el "007" Martín Cardetti. Saviola sigue pensando en Europa pero, entretanto, sigue marcando las diferencias (no en vano, suyo fue el gol que sentenció el último partido contra Chacarita). Boca se encuentra en pleno proceso de descomposición, roto por el eje y con Riquelme negociando con el Barça ¿Ustedes se atreverían a decir que hay un favorito?
De ninguna forma.

El 15 de octubre de 1972 un jugador con nombre de película de gángsters, Eber Mastrángelo, marcó el gol más rápido de la historia en este tipo de enfrentamientos. Al minuto de juego el River ya estaba por delante en el marcador (acabaría venciendo por 5-4 en un auténtico chorreo de goles). Nadie duda que ambos clubes han forjado su leyenda en estos choques: ricos contra pobres, ilustrados versus populares... River ha ganado 28 Ligas y Boca "tan sólo" 19. Pero La Bombonera estallará lo mismo, igual que siempre. Como comenzó a hacerlo hace casi noventa años. Argentina volverá a colgar el cartelito: "Aquí no vive nadie. Está cerrado por fútbol".

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