El accionista mayoritario del Racing de Santander, Santiago Díaz, ha decidido tirar por la calle de enmedio incendiando la Primera División por el espinoso caso de los pasaportes falsos. Ya contamos en su día que el calcio pactó un práctico "punto final" y, hasta este pasado martes, la situación en nuestro país se encontraba paralizada en los Comités federativos; el de Competición había incoado expediente disciplinario a Las Palmas –club acusado por todos– por los casos de Alvaro y Baiano. Temiéndose lo peor, el Racing (que ofrecerá una rueda de prensa aclaratoria este viernes en Madrid) ha querido dar un paso al frente amenazando con retirarse de la competición a menos que se congele la clasificación hasta que decidan los Comités. ¿Un brindis al sol? Veremos.
Es probable que Las Palmas fuera también la víctima propiciatoria de un sistema de corrupción organizada, aunque en lo que sí tienen razón los responsables del Racing es en que el club canario se benefició (consciente o inconscientemente) al utilizar como comunitarios a dos futbolistas que no lo eran. En Santander alegan que ellos tuvieron que prescindir de Bestchasnykh porque ya tenían completo el cupo de jugadores extranjeros. Tienen razón.
Arde la Primera División y en Segunda silban las balas. Mientras unos se niegan a bajar a menos que sea en presencia de su abogado, otros quieren subir aunque sea pisándole la cabeza al rival. A las críticas de Joaquín Caparrós, Rafael Benítez o Ruiz de Lopera se suma ahora Merino, capitán del Betis. Todos acusan al Atlético de Madrid que ya ha amenazado con ir directamente a los Tribunales de Justicia para defenderse. A todo esto, Felipe González (presidente del Getafe) ha dicho que igual alinea adrede cuatro extranjeros para regalarle los puntos al equipo que preside Jesús Gil.
¿Y dónde está Villar? ¿En Tel-Aviv? ¿Haciendo "jogging" por El Retiro madrileño? ¿En el País de Nunca Jamás? El presidente de la Federación es una buena persona (todo lo que gana lo entrega en casa) y un tipo afable, un gran trabajador, pero tiene la rara habilidad de desaparecer como le ocurre a Wally, ese simpático personaje infantil a quien los niños tienen que descubrir oculto entre una auténtica maleza humana. Como no se dé prisa en volver lo mismo ya no tenemos Liga de las estrellas de la que poder presumir. ¡Vuelve Ángel María, en casa te echamos mucho de menos! ¡Regresa que nos quedamos sin Liga!
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