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Como resulta que Alex Ferguson es "Sir", los españoles –que tenemos un profundo complejo de inferioridad con respecto a todo lo que viene de fuera– nos creemos que todo lo que salga de la boca del entrenador del Manchester United tiene que ser profundo y meditado, fruto de la inspiración que necesariamente ha de surgir de la ingesta de una taza de "Java Green Tea" de "Twinings of London"... ¡Fuera complejos!... Valga decir que, tras saquear el puerto de Cádiz, el corsario (pirata) Francis Drake fue también nombrado "Sir" como premio por Isabel de Inglaterra, luego no parece que sea necesario el "fair play" para que a uno le concedan el título en cuestión; sólo hace falta ser británico y viejo. O, en su caso, haber saqueado un puerto español bajo bandera inglesa. Es como si aquí nombraran Conde o Duque, o ambas cosas, a Luis Aragonés... Por ejemplo, el día que el madrileño explicó la diferencia que había entre una "peineta" y un corte de mangas tradicional estaría haciendo el ridículo, por mucho Conde de Aragonés que fuera ¿o no?

Viene a colación todo lo anteriormente expuesto porque Sir Alex Ferguson, justo antes de la eliminatoria de Liga Europea contra el Real Madrid, acaba de soltar un montón de disparates entre los que se encuentra el siguiente: "no sé para qué le conceden la final de la Champions a Old Trafford si no nos van a dejar llegar". Una de dos: o Ferguson quiere entrenar al Barcelona el año que viene, (por cierto, la de Quique Costas diciendo que igual tienen que irse a jugar la Liga francesa es espectacular) o infravalora a sus propios jugadores que, juntos, componen un equipo temible.

Cuentan que una vez, estando en la aduana, le preguntaron a Dalí si tenía algo de valor que declarar, a lo que el genial pintor catalán respondió: "Todo yo soy de valor, desde la cabeza hasta los pies". Sé que lo que pretende Ferguson es meterle presión a la UEFA y, a través suyo, al árbitro Anders Frisk, pero me parece muy triste tener que recurrir a esas triquiñuelas para un entrenador que tiene ese equipazo. Parece como si, al contrario que Dalí, él reconociera de antemano que no tiene nada de valor futbolístico que declarar en la "aduana del Santiago Bernabéu" y, por ende, que el Manchester no es rival para el Real Madrid. Ferguson me recuerda a esos malos entrenadores que se dedican a buscar excusas con el objeto de impedir que luego les critiquen a ellos. Son "las cosas de Sir Alex". Eso y el té, que debía estar caducado.


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