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Juan Manuel Rodríguez

Frío polar en el "teatro de los sueños"

Ya se sabe que cuando queremos explicar que un entrenador lleva muchos años en el mismo club, en la primera línea de fuego del banquillo, con un control absoluto de las estrellas del vestuario, es más fácil que digamos que ese técnico es "el Alex Ferguson" de tal o cual equipo (por ejemplo, Vicente del Bosque, que mantiene cierta similitud con el sir). El míster del Manchester United ha creado escuela, convirtiéndose así en otra marca deportiva y dando paso a un sello personal e intransferible. Habría que recordar ahora que la travesía del desierto emprendida por el Manchester hasta llegar a convertirse en el club más rico del mundo ha sido difícil y complicada. Y que al frente siempre estuvo Alex Ferguson.

Ahora, el Manchester parece abocado a cederle al Liverpool el testigo como portavoz de la Premier League en Europa. Nadie debe rasgarse las vestiduras, y menos que nadie el propio Ferguson. Los equipos más grandes de toda la historia, desde el Real Madrid de Alfredo di Stéfano hasta el Bayern de Munich de Franz Beckenbauer, pasando por el Milán de Van Basten, murieron de éxito. Un día, sin más, se apagan los circuitos. No existen explicaciones fiables para eso, como no sean las de la edad o el aburrimiento que provoca tener que ser siempre el mejor, las veinticuatro horas del día. Y en ocasiones ni siquiera esas. Ferguson está entonando el canto del cisne y buena culpa de ello la tiene el aburguesamiento de una plantilla harta. Angel Cappa solía decir que un equipo es, antes que cualquier otra cosa, un estado de ánimo; el de los jugadores del Manchester es de hastío y nerviosismo, acrecentado por Fabien Barthez, un buen portero pero algo majara.

Hacía tiempo que no observaba a nadie pegarle tan duro a un balón hasta que vi en acción a Beckham. Parece imposible que la pelota adquiera tal velocidad con tan poco recorrido. Sin embargo el emblema del fútbol inglés de finales del siglo XX se quita de en medio cuando el Manchester viaja fuera de Old Trafford. Y con él, también se volatiza Verón. Probablemente, para ellos haya concluido otro ciclo. Eagles dieron su último concierto juntos allá por 1994. Siempre negaron que volverían a tocar juntos pero, tras su separación, volvieron a hacerlo sólo aquella vez. Antes, cuando les preguntaban por esa posibilidad, siempre respondían lo mismo: "antes se congelará el infierno que volver a vernos tocando juntos". Pues se congeló. Como ahora parece que les ha sucedido a los Red Devils. Frío polar en el "teatro de los sueños".

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