A Alfredo di Stéfano suelen atribuírsele la mayoría de chascarrillos y anécdotas que tienen que ver con el mundillo del fútbol. Una de esas cuenta que un día abroncó a uno de sus porteros del Boca Juniors, equipo al que luego convertiría en campeón de Argentina, de la siguiente guisa: "Bien está que no me pare usted las que van dentro, pero no me meta también las que van fuera". Al anterior secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio Gómez-Angulo, le pillaron cambiándole el agua al canario cuando lo de la Federación Internacional de Hockey, pero al menos no hizo como el actual, Jaime Lissavetzky, que se acaba de meter dentro una que iba clarísimamente fuera. Y como ese balón iba fuera, los "aficionados" (o sea, los ciudadanos) no podemos entender por qué el presidente del Gobierno asegura que es "imposible pensar en una competición internacional entre una selección autonómica y el resto de España", y, justamente mientras eso acontece, los portavoces de Esquerra y Eusko Alkartasuna afirman con rotundidad todo lo contrario.
El modo en cómo se llevó a cabo en el Congreso de los Diputados la votación de la moción presentada por EA nos lleva a pensar que son los portavoces de los grupos parlamentarios nacionalistas quienes llevan desgraciadamente razón en el asunto que nos ocupa. De hecho, esa de la participación internacional de las selecciones autonómicas, fue una de las banderas que ondearon con mayor virulencia los grupos políticos que hoy componen el tripartito en Cataluña. Rafael Niubó, director general de deportes de la Generalidad, ya vaticinaba allá por el mes de marzo que el objetivo final era que Cataluña pudiera competir a nivel internacional. ¿Objetivo final? ¿Alguien se cree de verdad que al señor Niubó le importa un carajo la selección catalana de hockey sobre patines?... En absoluto; las selecciones autonómicas no son el objetivo final sino el principio de algo... ¿De qué? Eso es lo que tienen la obligación de explicarnos.