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La primera entrevista que hice en mi vida fue a Juan Gómez "Juanito". Aunque era una estrella no empleaba nunca intermediarios y cogía él mismo el teléfono; además solía atender a todo el mundo por igual, de forma que el asunto fue relativamente sencillo. En aquel momento me encontraba cruzando la frontera entre el mero aficionado y el profesional del periodismo y le confesé sin tapujos mi "juanitismo". Sonrió. "Muchas gracias".

Recuerdo que mantuvimos nuestra conversación en el hotel Monterreal (aún conservo la fotografía) y que se despidió con amabilidad. Sería allá por 1987. Cinco años después de aquello, Juanito moría en accidente de tráfico al regreso de un Real Madrid-Torino que presenció en el estadio Bernabéu. Precisamente este lunes se cumplieron nueve años de aquello. A la altura del término municipal de Calzada de Oropesa, volviendo hacia Mérida, donde estaba trabajando como entrenador, el coche se salió de la carretera y Juan murió en el acto.

Juanito fue genio y figura hasta la sepultura, incluso después de que la parca le frenara en seco en la provincia de Toledo. Más de cien meses después de su fallecimiento sigue siendo recordado por los aficionados madridistas. Nueve años más tarde continúa siendo protagonista, centro de atención.

Antes confesé mi "juanitismo"; desde que llegó al Real Madrid en 1977 sólo hubo dos formas de enfocar al personaje: solidaridad absoluta, a las duras y a las maduras de forma inquebrantable, o enfrentamiento continuo. Nos lo puso muy difícil a los que optamos por lo primero ya que Juan protagonizó algunas escenas escabrosas dentro del terreno de juego (la provocación del pulgar en Yugoslavia, el pisotón a Matthaüs, el escupitajo a Stielike...) pero era imposible dudar de que tenía un corazón como una casa.

Además de su carácter personal e intransferible, Juanito fue un pedazo de futbolista: rápido, intuitivo, inteligente... Uno de los últimos extremos natos, una flecha con un guante de seda en la bota. Jugador racial, genial e indudablemente generoso; un pelotero de una pieza.

Suelen decir que uno no muere del todo mientras permanezca en le recuerdo de otros. De ser así, Juanito sigue vivo en su estadio. Es muy probable que cuando los aficionados del Galatasaray visiten Madrid dentro de dos semanas escuchen eso de "illa, illa, illa, Juanito maravilla". Alguien debería explicarles de qué va la historia, y por qué "noventa minuti" siguen siendo "molto longo" en el estadio Santiago Bernabéu.

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