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Entre 1958 y 1966, Boston Celtics impuso una incontestable dictadura en la NBA, la mejor Liga de basket del mundo. En su banquillo se encontraba Red Auberbach, un viejo zorro del parquet que sigue ostentando varios récords después de treinta y cinco años. Uno de ellos, el de lograr nueve anillos consecutivos con el mismo equipo, es probable que perdure por los siglos de los siglos. Al del número de campeonatos conquistados se acerca ahora sigilosamente Phil Jackson que ya tiene ocho (seis con los Bulls y, desde hace pocas horas, dos más con Los Angeles Lakers) y es muy probable que lo iguale la próxima temporada. Esta se acabó porque Lakers sentenció en el quinto partido a los Sixers de Filadelfia por 96-108.

La terrible ley impuesta por el equipo angelino tiene nombres y apellidos que pasarán a la historia. Uno, sin duda, el de su entrenador: Jackson ha pacificado un vestuario que era una bomba atómica a punto de estallar; además ha cambiado su tradicional diplomacia, su “savoir faire”, para meter presión a los árbitros a los que acabó desconcertando. Sabedor de que era imposible frenar a Iverson, el nuevo “chico malo” de la NBA, le colocó encima a un perro de presa —Tyronn Lue— que se ha confirmado como un magnífico defensor. No le paró (Iverson ha promediado 35 puntos por partido) pero evitó que se saliera del mapa.

Otro nombre destaca sobre el resto: Shaquille O'Neal. El mismo afirma que desde que tenía cinco años no hay nadie que le pare; en su vida privada lo desconozco, bajo el tablero tiene toda la razón del mundo. “SAC” ha anotado casi tantos puntos —34— como la estrella de los Sixers, logrando capturar una media de 16'5 rebotes por partido. Pura dinamita. O'Neal ha sido designado, como no podía ser menos, el M.V.P. de la gran final.

Por último Kobe Bryant (no confundir con Jordan II) ha sabido pasar a un segundo plano consciente, supongo, de que él será la gran estrella del campeonato en un futuro inmediato. Bryant tiene 22 insultantes años y ya posee dos anillos de campeón. Seguro que Phil Jackson habrá tenido mucho que ver a la hora de serenar a este auténtico “pura sangre”.

La ley de este equipo mundialmente conocido amenaza a todos sus rivales con perpetuarse en el tiempo. Los Angeles Lakers es, probablemente junto a Boston Celtics, la franquicia con mayor caché en la Liga americana. La temporada que viene Jackson volverá a encontrarse con la “guerra de los Rose” entre O'Neal y Bryant; Iverson parece que ha venido para quedarse y el entrenador de los Lakers deberá reflexionar sobre cómo volver a aminorar sus efectos. Pero hoy la NBA tiene un campeón sólido y dispuesto a acumular tanta historia como los Celtics de Auberbach o los Bulls del propio Phil Jackson.

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