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Llevamos mucho tiempo malinterpretando al entrenador del Valencia. Yo, sin ir más lejos, le malinterpreté la temporada pasada cuando pensé que lo que estaba diciendo es que al Real Madrid le benefician los árbitros. Pero no, tuve luego ocasión de charlar con él y me lo aclaró todo; no había querido decir eso sino otra cosa bien distinta, aunque lo que yo —como cualquiera— escuchara fuera un latigazo tremendo al colectivo arbitral “pro merengue”. A quien sí interpretamos bien fue a Jaime Ortí. Dijo muy alto y muy claro, justo después del 1-0 del Bernabéu, que habría que luchar por el subcampeonato, que aquello daba igual, que nada ni nadie le quitaría la Liga al Madrid en el año de su centenario. Luego, como todo el mundo sabe, la Liga la ganó el Valencia y Ortí escapó como pudo de aquella quema, aunque él por lo menos no le echara la culpa al empedrado lingüístico como su actual entrenador.

Debo ser muy borrico porque el otro día volví a malinterpretar a Rafa Benítez. En la rueda de prensa posterior al 4-1 del Bernabéu dijo, textualmente, lo que sigue: “nosotros tenemos que hacer el doble para conseguir la mitad”. Interpreté, erróneamente a lo que se ve, las palabras de Benítez, pero anoche en El Tirachinas volvió a sacarme de mi equivocación. Él no se refería al Real Madrid, aunque lo que dijo lo dijera justo a la conclusión del partido contra los “merengues”, sino que hablaba así, en abstracto, “como muy” en general. No sólo malinterpreté yo a Benítez sino que, incluso desde dentro de su propio vestuario, algunos jugadores dijeron “¡basta!”. Que yo recuerde, Ayala, Carboni y, más recientemente, Aimar. El propio Vicente del Bosque malinterpretó a Rafa Benítez que, aunque dijo lo que dijo, no quería decirlo por lo que todos estábamos pensando sino por otra cuestión muy diferente que sólo se encontraba en su cabeza. Vamos, como cuando Bush padre dijo aquello de “leedme los labios: no subiré los impuestos”, y luego los subió. Igualito.

Ahora leo los labios de Jaime Ortí, actual presidente del Valencia, y Pedro Cortés, ex presidente del club, y lo que dicen es que van a aunar sus fuerzas para combatir a las “fuerzas del mal” que encabeza Paco Roig, el “Darth Vader” de Mestalla. Eso es lo que leo, pero lo que interpreto es que Ortí y Cortés quieren asegurarse una victoria contundente por motivos exclusivamente personalistas, porque no tragan al máximo accionista del club. Ojalá que el proyecto del Valencia no vuelva a deshacerse como un azucarillo en un vaso de agua. Históricamente fue siempre así. Espero que todo haya vuelto a ser una mala interpretación mía.

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