No comulgo con estas ruedas de prensa en las que el protagonista emplea con los periodistas el "sistema Olendorf" de comunicación (ya saben, ese por el cual tú le preguntas a alguien por el tiempo que hace en Bailén y él te contesta que le encanta el festival de Eurovisión). Si hay una frase que pueda definir la charada ofrecida por Gaizca Mendieta y sus representantes es la siguiente: "Como sé que te gusta el arroz con leche te meto un ladrillo por debajo de la puerta". El jugador le pidió a la directiva que "escuchara ofertas". Pregunta del periodista: "¿Quiere usted irse del Valencia?". Respuesta: "Soy muy feliz aquí, de hecho he vivido toda mi carrera profesional en este club". Pregunta del periodista: "¿Quiere irse usted al Real Madrid?". Respuesta: "Yo nunca he dicho eso". Pregunta del periodista: "¿Hay alguna oferta por la que usted tenga una especial predilección?". Respuesta: "Si fuera así no estaría aquí sentado ahora mismo".
De un tiempo a esta parte los jugadores profesionales de fútbol y sus representantes se creen con el derecho de movilizar a los periodistas para nada. El erróneo silencio de Mendieta -aunque Toldrá pretendiera justificarlo en vano con el peregrino argumento de las sagradas vacaciones- generó una falsa expectación alrededor de una rueda de prensa que acabó convertida en un auténtico bodrio veraniego. Y como los protagonistas no quieren hablar, los periodistas nos encontramos en la difícil tesitura de interpretar sus palabras, sus gestos, sus movimientos.
Por interpretar, yo interpreto que Gaizca Mendieta quiere irse y que su decisión no tiene que ver en ningún caso -como su representante quiso hacernos ver- con el hecho de que un grupo reducido de aficionados la haya tomado con él a lo largo de la pasada temporada. Deduzco que quiere irse al Real Madrid pero que no se atreve a decirlo abiertamente (Paco Roig, máximo accionista del club, es un "anti-madridista" confeso). Llego a la conclusión de que la oferta que le haya podido hacer Florentino Pérez le ha dejado electrocutado. Y creo que se presentará con el Valencia como aquel niño que, tras tres largos meses de vacaciones, tiene que ir al colegio llevado a rastras por su madre. Hubiera sido mucho mejor para todos que hubiera sido yo quien hubiera ofrecido la tan traída y llevada rueda de prensa.
Cero patatero para Mendieta y para sus representantes. Podrían haberse ahorrado el alquiler del salón del hotel. El otro día Ginés Carvajal, la mano izquierda de la mano derecha del jugador, me dijo que así era imposible, que la casa de Gaizca estaba "infectada de periodistas". El periodismo no es una infección, la legionella sí. Yo creo que de lo que está infectado el fútbol español es de sordomudos por interés comercial. La próxima vez que no nos molesten con estas chorradas.
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