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¿No les parece a ustedes curioso el término "discriminación positiva"? A mí sí. Porque ¿cómo narices se puede discriminar positivamente a nadie? Es como estar "un poquito embarazada" o "algo casado". El palabro resulta políticamente correcto y, desde la incorporación —justa y merecida— de la mujer al mercado de trabajo, suele aplicarse, según lo entendí yo, a los siguientes casos teóricos: "si una empresa tiene un hombre y una mujer con idénticos merecimientos y la misma valía para un sólo puesto de trabajo, inclinarse por la mujer resulta —con respecto al varón— una discriminación positiva". Y no lo entiendo. Habrá quien pretenda, además de la barrabasada, que Pepito se vaya feliz a su casa pensando "¡qué bien... me acaban de discriminar pero ha resultado todo muy positivo!". Patochadas.

Creo que con la actuación de Carolina Doménech ha pasado algo similar. El comentario más machista que he oído surgió de una voz en off (femenina) que en Antena 3 habló sobre el "acomodamiento de la ropa interior" efectuado en el transcurso del partido por la colegiada. ¿Y quién se fijó en eso? Yo desde luego no. Ni ningún periodista serio que conozca. Ha tenido que ser una compañera la que, para "justificar" (¿necesita justificación?) ese acomodamiento, sacara a colación otra imagen de Fernando Hierro "jugando" con su pantalón. Lo que le estaba diciendo al telespectador era lo siguiente: "ellos también se lo colocan, no vayan a creer".

Con posterioridad se ha tejido entorno a Carolina Doménech una inmensa tela de "discriminación positiva". Me explico. ¿Qué habríamos dicho de cualquier otro árbitro que se equivocara al menos en la concesión de un gol en fuera de juego (sobre otro más tengo dudas), hubiera dejado sin expulsar a un futbolista que lo mereció y no señalara un claro penalti? Eso le pasó anoche a Carolina que, además de todo, no se dio cuenta de que el Atlético de Madrid había sacado las dos veces de centro. Ella misma dijo a la conclusión del partido: "Menos mal que era amistoso".

En realidad, lo que han hecho la inmensa mayoría de compañeros con Carolina ha sido discriminarla. Punto. Discriminarla negativamente con respecto al resto de "árbitros-hombres". Sólo se han pasado por alto los errores garrafales de Carolina por una circunstancia: porque es una mujer. No seré yo quien caiga en ese error. Porque, sinceramente, no recuerdo un arbitraje tan malo desde hace mucho tiempo. Y me vale cualquier excusa: debut en el estadio Bernabéu, primer partido importante, las televisiones, las radios... Cualquier excusa, menos que Carolina Doménech sea una mujer. Ya me di cuenta. Tengo ojos en la cara. ¿Y qué?

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