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Juan Manuel Rodríguez

Operación Triunfo 1 - Selección 0

Según datos ofrecidos por la radio pública, el show conocido como Operación Triunfo alcanzó "picos de audiencia" de veintiún millones de espectadores. El momento de la elección de los ganadores del concurso fue seguido en directo por quince millones de españoles. Los Tenorio, Rosa, Bustamante y compañía llevan vendidos dos millones y medio de discos, y el librito que ha editado la (multimillonaria) productora va ya por el medio millón. La noche del 11 de febrero de 2002 quedaron hechas añicos las maquinitas de medición de audiencias, al tiempo que caía desplomado el mito del fútbol, rendido ante la pelvis de Bustamante y el do de pecho de Chenoa. Menos mal que, por la parte que me toca, la federación supo responder con prontitud y, casi sin dejarles echar un sueñecito, Ángel Villar introdujo a Camacho y sus muchachos en la Academia de Nina. "Si no puedes derrotarlos, únete a ellos".

El cambio experimentado por nuestra selección ha sido similar al de Loli Alvarez, convertida ahora en una émula de Julia Roberts por un "quítame allá esas narices". El ronco Camacho se ha convertido en un angelito bueno, un simpático duendecillo que sólo ha saltado ante la insistencia de Bisbal por hacerle un "caño". Sergi no ha hecho ascos a comentar con Nina —en catalán, eso sí— las últimas jugadas del "caso Hesperia". Juanfran, que no se ha separado ni un instante de Chenoa, ha cantado el "a tu lado me siento seguro" sin encasquillarse ni una sóla vez, y Verónica y Gisela le han tarareado a Morientes el spot de las natillas Danone. Chiquillos. Al final Camacho les ha pedido a los "académicos" que compongan una canción que nos dé suerte en el Mundial. Y todos comieron perdices.

Escucho las reflexiones de Eduardo Punset sobre la "inteligencia emocional", y llego a la conclusión de que Operación Triunfo quizás haya tumbado al fútbol justamente por eso. Viéndoles en fila india, serios y circunspectos, más bien tirando a tristes, ojerosos, como si les debieran algo, me pareció por un momento que los futbolistas ya no transmitían. Los lloros de Bustamante o la espontaneidad de Rosa nos han supuesto a todos una bocanada de aire fresco. Y un serio aviso a los responsables del fútbol en España que muy pronto deberán renegociar los derechos de televisión. ¿Tendrán que ir nuestros futbolistas a la famosa academia?

Sería un auténtico papanatas si hoy no hubiera escrito sobre lo que habla media España. Anoche vi Operación Triunfo, pero luego no falté al homenaje que Telemadrid le preparó a Juanito. Don Juan Gómez. Aquel sí que transmitía. Aquel sí que no hubiera tenido problemas a la hora de evidenciar su "inteligencia emocional". Aquel sí que entendía el share mejor que nadie.

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