Menú

En su afán porque todo parezca un desgraciado accidente, Joseph Blatter va a acabar convirtiéndose en un hombre esencialmente ridículo. Su última propuesta para sofocar el "monzón deportivo" que se le viene encima ha sido la de situar un cuarto árbitro (que en realidad sería el quinto porque ya existe un cuarto en la banda que no se sabe bien qué hace) detrás de la portería. Nada de todo eso sería necesario si en los cónclaves de la famosa Comisión de Arbitraje de la FIFA estuviera presente un notario, sólo uno, que levantara acta de todo lo que allí se dice. Pero con tal de seguir jugando al "pio, pio, que yo no he sido" hasta el próximo año 2006, Blatter y su panda de "fifos" propondrán con la naturalidad digna de un genuino "profesional de la moqueta" todo aquello que sirva para salvarles el trasero momentáneamente.

El egipcio sigue feliz, satisfecho con su trabajito del otro día. La verdad es que le quedó "niquelao". Pero el papel más extraño es el que corresponde a Ángel María Villar. Ciertamente el presidente de la federación española ha dimitido, pero sólo un poquito. Sus denuncias tendrían todo el sentido del mundo si, a renglón seguido, añadiera: "y por todo ello anuncio mi renuncia al puesto de vicepresidente de la FIFA"... ¿Quiere decir Villar que seguirá acudiendo a las reuniones, con una pinza en la nariz, como si nada de esto hubiera sucedido? Lejos de llamarle rápidamente a capítulo, Blatter ha callado; o lo que es mucho peor, el suizo ha "lamentado", con ese lenguaje digno de los peores politicastros, la marcha de un ex-profesional. Ese es otro problema más a añadir: el exceso de "profesionales" en activo.

El ex-árbitro mexicano Edgardo Codesal acaba de denunciar en su país las presiones sufridas por la tristemente conocida Comisión para que se mantuviera en el Corea-España al juez de línea de Trinidad y Tobago. Al parecer, era amigo de un amigo de un compatriota de alguien que tiene mucho poder. Todo "accidental", como se puede comprobar. La conclusión que cualquiera podría sacar fácilmente es que en la FIFA uno tiene que ser un corrupto de cuerpo entero, un corrupto de provecho, un corrupto del que los demás corruptos puedan sentirse orgullosos. Nada de corruptitos recién salidos del vientre de su madre, corruptitos a quienes haya que enseñarles a estas alturas cómo provocar un simple "accidente", no. Estamos hablando de corruptos de pelo en pecho, corruptos con pedigrí. Y en ese ambiente degenerado, Ángel Villar piensa seguir. ¿Por el interés del fútbol español?... "Por el interés te quiero, Andrés".

En Deportes

    0
    comentarios