El tribunal presidido por el juez Gómez Bermúdez ha vuelto a responder negativamente a una petición de diligencias de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M.
Habían pedido las víctimas el acceso a la grabación en vídeo de la prueba pericial de explosivos, con el fin de estudiar posibles acciones judiciales contra quienes cometieron perjurio durante el juicio por la masacre de Madrid.
Y el tribunal se ha negado a entregar esa grabación en vídeo, incumpliendo su propia sentencia, en la que no dedujo testimonio contra ningún testigo perjuro, pero se comprometió a facilitar a las acusaciones cuanta información necesitaran para emprender acciones legales por su cuenta.
¿Puede el tribunal del 11-M incumplir de forma tan flagrante su propia sentencia? ¿Pueden tres jueces como Gómez Bermúdez, como Guevara y como García Nicolás mentir de una forma tan descarada? Sí que pueden. A la vista está. Pero no sin un grave daño para la imagen de la Justicia y sin causar un profundo dolor a las víctimas del 11-M.
Aunque a quien más daño causan esos tres jueces es a su propia imagen. Y no me refiero a la imagen que los demás tengamos de ellos, sino a la que ellos tengan de sí mismos. Debe de resultar tristísimo haber tenido en tus manos pasar a la Historia como un juez cabal, capaz de impartir Justicia, con mayúsculas, en el mayor atentado terrorista que Europa ha sufrido... y dejar pasar esa oportunidad de largo. Y terminar teniendo que hacer el trabajo más sucio, denegando, una tras otra, las peticiones de las víctimas de la masacre, faltando incluso a la palabra dada en la sentencia.
Yo, desde luego, me sentiría muy poco satisfecho de mí mismo si un día me levanto para descubrir que ya no puedo mirar a los ojos a las víctimas de la masacre de Madrid, porque he contribuido con mi acción, o con mi inacción, a enterrar el 11-M bajo un manto de silencio y de mentiras.
Creo que ese día echaría la vista atrás y recordaría todas aquellas cosas en las que alguna vez creí, cuando soñaba con llegar a ser un buen juez. Y miraría mi imagen reflejada en el espejo y me preguntaría en qué me he convertido.
Y trataría de averiguar en qué momento me dejé atrás a mí mismo.