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Los enigmas del 11M

Recuerdo de Steve Jobs

Editorial del programa Sin Complejos del sábado 8/10/2011

Como ya sabrán todos ustedes, el pasado miércoles falleció a los 56 años, víctima de un cáncer de páncreas, Steve Jobs, el visionario emprendedor que revolucionó varias veces el mundo de la informática.

Los ordenadores Apple, el sistema operativo Mac OS X, el reproductor de música iPod, el teléfono iPhone... Resulta llamativa la enorme cantidad de productos innovadores que las empresas de Steve Jobs fueron capaces de concebir y de materializar. Pero no les voy a hablar de todo eso, porque seguro que ya han tenido ustedes oportunidad, en estos días pasados, de oír comentar hasta la saciedad las hazañas de este auténtico genio.

Permítanme que me limite a rendirle mi homenaje personal hablando de uno de los recuerdos más vívidos que tengo acerca del fundador de Apple. Hace muchos años, estaba yo suscrito a una revista americana de tecnología, la revista Wired. Y en el número de febrero de 1996 aquella revista publicó una entrevista con Steve Jobs que me llamó muchísimo la atención. Por aquella época, Jobs había abandonado Apple y había fundado NeXT Computer, donde continuaba desarrollando tecnologías rompedoras.

Demostrando una visión fuera de lo común, Jobs predecía en aquella entrevista, celebrada quince años atrás, la explosión del comercio electrónico a través de Internet y la influencia que la Web iba a tener a la hora de nivelar la competencia entre pequeñas y grandes empresas.

Pero además de hablar de sus visiones técnicas, Steve Jobs mostraba en sus respuestas su lado más humano. Y algunas de las cosas que decía me impresionaron profundamente.

Era un hombre dedicado a la creación de tecnología y a la innovación, pero al mismo tiempo tenía una naturaleza profundamente reflexiva y escéptica. Era consciente de la importancia de la técnica, pero no era ningún iluso, y dudaba de que la técnica pudiera cambiar realmente la sociedad a mejor. De hecho, tenía una visión bastante negativa sobre la sociedad de la información y los medios de comunicación:

" Vivimos en una economía de la información - decía Jobs -, pero no creo que vivamos en una sociedad de la información. Hoy en día, las personas piensan menos de lo que lo hacían antes. Fundamentalmente a causa de la televisión. La gente ahora lee menos y piensa también menos. Así que no creo que la mayoría de la gente vaya a usar la Web para obtener más información. De hecho, ya estamos sobresaturados: la mayoría de las personas obtienen ya mucha más información de la que pueden llegar a asimilar.

¿Cree usted que el problema es la televisión? - le preguntaba el entrevistador.

Cuando eres joven - contestó Jobs -, miras la televisión y piensas: "¡Esto tiene que ser una conspiración! ¡Los medios de comunicación están conspirando para hacernos más idiotas!". Pero, cuando te haces un poco más mayor, te das cuenta de que no es verdad. Te das cuenta de que los medios de comunicación se limitan a darle a la gente lo que la gente quiere ver. Lo cual es muchísimo más deprimente, porque te das cuenta de que aquella teoría de la conspiración era demasiado optimista. ¡Si fuera cierto que los medios de comunicación conspiran para idiotizarnos, al menos podríamos asesinar a esos canallas! ¡Al menos podríamos hacer una revolución! Pero los medios se limitan a darle a la gente lo que la gente pide."

En general, Jobs era bastante escéptico en lo que a la sociedad se refiere:

"En los últimos quince años - decía -, las cosas han estado empeorando. A escala global, la población se está incrementando de forma exponencial y nuestras estructuras, tanto ecológicas, como económicas y políticas, no pueden absorber ese crecimiento. Y aquí en Estados Unidos parece que cada vez hay menos personas inteligentes en el gobierno y que la gente se preocupa cada vez menos de las decisiones importantes que tenemos que tomar."

El análisis que hacía Jobs, por ejemplo, del sistema educativo americano era demoledor y recuerda bastante, por cierto, a nuestra situación actual:

"Yo solía pensar - comentaba Jobs - que la tecnología podría ayudar al sistema educativo. Pero he llegado a la conclusión inevitable de que el problema del sistema educativo no puede ser resuelto mediante la tecnología, porque se trata de un problema político. Se trata de los sindicatos, de la presencia de los sindicatos en las escuelas. El problema es la excesiva burocracia. Soy una de esas personas que cree que lo mejor que podríamos hacer es implantar un sistema de cheque escolar."

No es que Jobs no tuviera confianza en los seres humanos. En lo que no creía era en la sociedad:

Soy un optimista en el sentido de que creo que los seres humanos son nobles y honrados - aclaraba el fundador de Apple -, y que algunas personas poseen una gran inteligencia. Tengo una visión muy optimista de las personas individuales. Como individuos, los seres humanos son inherentemente buenos. Pero tengo una visión algo más pesimista del comportamiento de las personas en grupo.

Creo que las personas con una mentalidad ingenieril están en buena posición para dar un paso al frente y resolver algunos de los problemas a los que la Humanidad se enfrenta. Pero el caso es que eso no está funcionando en nuestra sociedad. Esas personas no se sienten atraídas por la actividad política. Lo cual no es de extrañar: ¿quién podría sentirse atraído?

En pocas palabras, Steve Jobs no era un simple empresario, alguien solo preocupado por los productos, las ventas o el beneficio, sino que era un hombre enormemente interesado en la sociedad que lo rodeaba, profundamente consciente de las consecuencias sociales de su labor e impregnado de ese escepticismo que caracteriza a las personas muy idealistas que terminan comprendiendo que nuestra capacidad de modificar la sociedad profundamente está limitada.

Déjenme que termine citando otra de las frases de aquella entrevista:

"Cuando tienes hijos - confesaba Jobs -, empiezas a ver las cosas de forma distinta. Nacemos, vivimos durante un breve instante y morimos. Y la tecnología no puede cambiar eso. O al menos no demasiado. Pero las cosas, de todos modos, no tienen por qué cambiar el mundo para ser importantes."

Descanse en paz Steve Jobs.

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