"Deja en paz al fiscal, Mariano", ha entonado, dicharachero, el Fiscal General, Conde Pumpido. Pero el dicharachero Conde olvida lo esencial por lo cual cobra sueldo de funcionario: que la Fiscalía existe para velar por la ley. Y que la ley concierne a todos: a un ciudadano de nombre Mariano como a cualquier otro de los que, con sus impuestos, pagan cada fin de mes al señor Conde. Y un fiscal (y el general, más que ninguno) se gana el sueldo sólo plenamente cuando responde ante todos. "Todos" no es un partido. No es siquiera el conjunto de cuantos partidos registrados en ventanilla. "Todos" es los ciudadanos. Sin excepción. Aunque al Fiscal General sólo lo nombre, a su arbitrio, el Gobierno. Mejor no le dejamos en paz a usted, don Cándido. Somos libres por eso.