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Luis del Pino

Bemoles sostenidos

El próximo día 30 habrá una nueva oportunidad de hacerle llegar al Gobierno la voz de la calle, que tanto le gusta ignorar. Y el próximo 9 de marzo, tendremos la oportunidad de entregarle a Zapatero nuestra protesta por escrito

El próximo día 30 a partir de las 11 de la mañana, en la Plaza de Colón de Madrid, se celebrará una concentración en apoyo de la familia, una institución especialmente castigada en esta legislatura tan especial. Allí nos veremos, en un acto que se prevé multitudinario, la última concentración multitudinaria de un año que ha visto varias concentraciones en las que cientos de miles de personas han manifestado su disgusto, por un motivo u otro, contra el Gobierno o contra alguno de los aspectos de su política.
 
Un Gobierno, recordemos, que llegó al poder con la cantinela del "talante" y que, a la hora de la verdad, ha gobernado "por bemoles", ignorando sistemáticamente lo que la opinión pública demandaba, legislando de espaldas a la sociedad y eludiendo en todo momento el diálogo con los sectores sociales afectados.
 
Ha sido así en el campo de la lucha antiterrorista, en el que una abrumadora mayoría de los españoles, según todas las encuestas, no estaba dispuesta a realizar la más mínima concesión a los terroristas, ni siquiera a cambio del abandono de las armas, a pesar de lo cual el Gobierno, desoyendo ese clamor, llevó adelante su proceso de "negociación" con ETA. Sin tener en cuenta en ningún momento la opinión ni del partido de la oposición, ni de los más directamente afectados: las víctimas del terrorismo.
 
Había que imponer la "negociación" y había que imponerla "por bemoles".
 
Ha sido así en el campo de la legislación social, en el que el Gobierno ha sacado adelante, sin intento de diálogo alguno, leyes que no contaban con ningún tipo de demanda social significativa y que representaban, por contra, una agresión a una institución especialmente valorada en España, como es la de la familia. Por supuesto, en ningún momento ha intentado el Gobierno ningún tipo de diálogo mínimamente serio ni con la oposición, ni con ninguna de las asociaciones o federaciones de defensa de la familia existentes en España. Era necesario imponer esas nuevas leyes "por bemoles".
 
Ha sido así también en el campo de la educación, en el que el Gobierno ha impuesto, también sin diálogo, su propuesta de Educación para la Ciudadanía, que sustrae a los padres la educación en valores morales que constitucionalmente les corresponde, para asignársela al Estado. No hubo diálogo con la oposición, no lo hubo con los representantes estudiantiles y no lo ha habido con las asociaciones de padres. A la campaña de objeción de conciencia se ha respondido, incluso, con amenazas rayanas en el esperpento: un estudiante puede faltar a las clases de matemáticas, pero no a las de Educación para la Ciudadanía. Había que imponer la nueva asignatura y había que imponerla "por bemoles".
 
Ha sido así, en fin, en el campo de las reformas estatutarias, en el que el Gobierno se ha pasado por el forro de sus caprichos los cuatro millones de firmas recogidas por el PP, sin hacer el más mínimo intento de consensuar unas medidas que afectan a la propia estructura del Estado. Había que desbordar la Constitución del 78 y había que hacerlo "por bemoles".
 
Resulta sorprendente el sistemático recurso a los "bemoles" por parte de un Gobierno que pretendía presentarse como abanderado del "talante", del "republicanismo cívico" y de otras vaciedades semejantes. Al final, toda la acción de Gobierno en estos cuatro años se resume en una serie de "bemoles" sostenidos contra viento y marea.
 
El próximo día 30 habrá una nueva oportunidad de hacerle llegar al Gobierno la voz de la calle, que tanto le gusta ignorar. Y el próximo 9 de marzo, los ciudadanos que hemos tenido que aguantar la permanente soberbia y la profunda sordera del Gobierno tendremos la oportunidad de entregarle a Zapatero nuestra protesta por escrito, en forma de votos.
 
Esperemos que la cosecha electoral sea propicia y que el trompetista de la Moncloa deje, por fin, de atronarnos los oídos con sus sostenidos "bemoles". Necesitamos una melodía algo más dulce y mucho más variada.
 
Comente este artículo en el Blog de Luis del Pino en Libertad Digital, "Los enigmas del 11-M"

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