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Pablo Molina

Cejas depiladas

En estos momentos de profundo dolor tras una derrota de dimensiones siderales, los agradaores de ZP, en lugar de tocarse la ceja se palpan el bolsillo.

La demolición descontrolada que ha sufrido el PSOE este domingo ha debido hacer mucho daño, porque han pasado cuarenta y ocho horas desde las elecciones autonómicas y municipales y todavía no hay un manifiesto de "las gentes de la cultura" protestando por la derrota de su admirado ZP. Igual es que andan jodidos con el ejemplo de incivismo del pueblo español votando a la derecha, delito de leso progresismo que en las democracias burguesas todavía queda sin el adecuado castigo. En cambio, en las democracias reales, las de tradición soviética que tanto admira nuestra izquierda cantarina, se vota lo que se tiene que votar sin opción a que los enemigos del pueblo se encaramen al poder, que es lo que ocurre con total impunidad en los países occidentales en cuanto la izquierda se excede en sus desmanes por un tiempo prolongado.

La escritora de softporn que pedía votar en función de ese elevado sentimiento que es el odio puro debe andar también en un profundo estado de estupor, porque al final ha resultado que el objeto de la inquina popular ha sido ella y sus amigos de francachelas progresistas, a los que el pueblo soberano ha enviado un mensaje bastante claro acerca de la estima que le merecen sus homilías políticas en vísperas de elecciones, que no tiene nada que ver con el movimiento ATTAC sino más bien con la indicación ATPC.

Cómo habrá sido el desastre del socialismo que ahora mismo no encuentras un abajofirmante habitual ni sorteando una subvención para el primero que salga a la palestra a defender al PSOE. Deben andar todos muy ocupados preparando la justificación documental de los últimos trinques recibidos, no sea que el año próximo le toque revisar el expediente a un subsecretario del PP que ponga el derecho administrativo por delante del interés político. No es fácil que ocurra, porque el partido de Rajoy es el más serio competidor de los socialistas a la hora de arrodillarse ante los ungidos subsidiados, pero cualquier precaución es poca cuando se trata de preservar el parasitismo económico al que todos estos referentes intelectuales del progresismo han acomodado su tren de vida.

En estos momentos de profundo dolor tras una derrota de dimensiones siderales, los agradaores de ZP, en lugar de tocarse la ceja se palpan el bolsillo. La cultura, esa bastarda que se vende al mejor postor, abandona también el triste barco socialista mientras la ceja depilada y el uso frecuente del jabón sustituyen a la estética buhonera y la proclama revolucionaria.

No es descartable que el jersey de marca anudado al cuello se imponga como canon estético en la próxima gala de los premios Goya. La guionista González-Sinde iría elegantísima.

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