Las agresiones de los separatistas, aunque espectaculares, carecen de trascendencia cultural. Quiero decir que la cultura, llamémosla así, separatista es perfectamente inane, solo se sostiene en una pueril pasión antiespañola, creadora de mitos negativos y ridículos. Lo mismo cabe decir del grotesco donjulianismo en boga, de los indigenismos americanos, etc. Claro que inanidad cultural no equivale a insignificancia política, casi diríamos lo contrario, tal como van las cosas.
Peligro cultural incomparablemente mayor ofrece la penetración de la cultura anglosajona y el desplazamiento de la española, en la propia España y demás países hispanohablantes. Quien tenga ojos y memoria puede contemplar cómo ese desplazamiento cobra cada día mayor fuerza. Por resumir un poco, los anuncios, nombres comerciales y expresiones en inglés proliferan. Los niños llevan sus mochilas, ropas, etc., con frases en ese idioma, y la cultura superior, la universidad, tiende a expresarse en el mismo, relegando y satelizando cada vez más al español. Uno entre tantos indicios: en el Banco de ¡España!, los informes internos ya circulan directamente en inglés. En el terreno científico el español cuenta muy poco. Lo mismo ocurre con una cultura popular cada vez más degradada.
El proceso es tan rápido que en pocos decenios la cultura hispana podría quedar relegada al ámbito de las actividades domésticas, la telebasura y similares, quizá algo de novela y de música popular más o menos chabacana. Vivimos un fuerte bache o páramo cultural (¡ahora sí!), y la falta de denuncia, la indiferencia casi generalizada o la conformidad beata con este proceso, constituyen otra manifestación, quizá la más significativa, de una profunda decadencia.
Ramiro de Maeztu elaboró el concepto de hispanidad para referirse al ámbito de los países de habla hispana. La idea es buena, aunque necesitada de una revisión a fondo. Quiere decir que una no imposible revitalización cultural debiera atender a ese ámbito, y no quedarse en particularismos. Estrechar las relaciones universitarias entre los distintos países, crear instituciones científicas y de cultura interhispánica, etc. Claro que el empeño podría degenerar en las habituales burocracias, generadoras de compadreo, corrupción y sentimentalismo mediocre, si no va acompañado de un nuevo espíritu…
En fin... Hoy, en el día de la Hispanidad.
-----------------
Odiseus
Cada cual, aun sin estar organizado en absoluto, debe plantearse defender la unidad y la democracia españolas, y abandonar las lamentaciones o pesimismos estériles. El primer paso que puede dar consiste, como decíamos ayer, en ampliar sistemáticamente la lista de direcciones de correo, no limitándonos al círculo de amistades. Pero hay mucha gente que no tiene o no frecuenta internet, compañeros de trabajo, de centro de estudios, etc., y conviene llegar a ellos. Lo más fácil es imprimir textos, pasarlos directamente a esas personas o colocarlos en tablones de anuncios, paradas de autobús, buzones, parabrisas, etc. Esta labor es importantísima, y al difundir directamente las hojas a menudo podemos hablar y discutir, aconsejar la lectura de LD, y crear ambiente o formar grupo con otras personas interesadas.
Para coordinarse: odiseus48@yahoo.com