L D (EFE) La primera semifinal del campeonato tuvo dos grandes protagonistas sobre el terreno de juego, el español Bojan Krkic y el belga Hazard, que lideraron a sus respectivos equipos y dieron toda una lección de fútbol y de madurez, y fueron además los goleadores del partido. Desde el primer momento se vio que España era la que buscaba atacar y Bélgica la que quería defender, ya que el técnico Bob Browaeys dispuso un sistema 4-5-1 para frenar el juego de los centrocampistas españoles Fran Mérida, Ignacio Camacho y Ximo.
Pese al engranaje defensivo de Bélgica, España se mantuvo fiel al estilo que había demostrado durante todo el campeonato y tuvo la posesión del balón y buscó llegar a la portería contraria con velocidad, gracias a la salida que le daban el valencianista Ximo y el atlético Camacho. En ese aspecto, los delanteros Isma y Bojan fueron los que más sensación de peligro llevaron, aunque casi todas sus jugadas terminaban con tiros lejanos o con balones colgados que acababan en las manos del portero belga. A pesar de esa superioridad ficticia de España, fue Bélgica la que dispuso de la mejor ocasión de la primera parte, después de que el zurdo Kis enviase un balón colgado que se fue envenenando impulsado por el viento, pero que el portero De Egea despejó a córner evitando el gol.
Así concluyó el primer tiempo, un tanto decepcionante por la escasa aportación ofensiva del equipo español y con un equipo belga que fiaba todas sus opciones a la inspiración de Eden Hazard, su mejor jugador. En cambio, España salió con más empuje y decisión en la segunda parte. Sin embargo, la selección sufrió un traspiés con la expulsión del Atlético de Madrid Pichu Atienza, por doble amarilla, en el minuto 41, pero eso no supuso que España cambiara su forma de jugar. Lejos de eso, la selección se fue al ataque liderado por un Fran Mérida que había pasado inadvertido en el primer tiempo, pero que despertó tras retrasar su posición y demostró su calidad en los pases cuando más lo necesitaba su equipo.
De esa forma, llegó la mejor ocasión de España en todo el partido, con un balón por encima de la defensa que el futbolista del Arsenal envió a Bojan y que éste, en el mano a mano, estrelló contra el portero. Como suele suceder en estos casos, el que perdona lo paga y así ocurrió, ya que en la siguiente jugada una triangulación entre De Pauw y Hazard, en la única oportunidad clara de Bélgica, acabó con el balón en el fondo de la portería española. El gol belga no minó la moral de los de Santisteban, sino todo lo contrario. Fue en ese momento cuando Bojan se echó el equipo a la espalda en busca del empate y lo encontró. Antes, el jugador de origen serbio había lanzado un balón al poste con un disparo desde fuera del área tras una gran jugada personal.
Pero fue a falta de nueve minutos, el delantero del Barcelona volvió a lanzar un zambombazo, otra vez desde lejos, que entró por alto como un misil en la portería de Coppens, lo que igualaba el marcador, hacía justicia y enviaba el partido hacia la prórroga, ya que no hubo más oportunidades. El tiempo añadido transcurrió con el equipo español bastante cansado y fue Bélgica la que más se aproximó a la portería contraria, e incluso le anularon un gol por un claro fuera de juego. Sin embargo, los veinte minutos añadidos acabaron también con empate y la tanda de penaltis metió a España en la final.
Pese al engranaje defensivo de Bélgica, España se mantuvo fiel al estilo que había demostrado durante todo el campeonato y tuvo la posesión del balón y buscó llegar a la portería contraria con velocidad, gracias a la salida que le daban el valencianista Ximo y el atlético Camacho. En ese aspecto, los delanteros Isma y Bojan fueron los que más sensación de peligro llevaron, aunque casi todas sus jugadas terminaban con tiros lejanos o con balones colgados que acababan en las manos del portero belga. A pesar de esa superioridad ficticia de España, fue Bélgica la que dispuso de la mejor ocasión de la primera parte, después de que el zurdo Kis enviase un balón colgado que se fue envenenando impulsado por el viento, pero que el portero De Egea despejó a córner evitando el gol.
Así concluyó el primer tiempo, un tanto decepcionante por la escasa aportación ofensiva del equipo español y con un equipo belga que fiaba todas sus opciones a la inspiración de Eden Hazard, su mejor jugador. En cambio, España salió con más empuje y decisión en la segunda parte. Sin embargo, la selección sufrió un traspiés con la expulsión del Atlético de Madrid Pichu Atienza, por doble amarilla, en el minuto 41, pero eso no supuso que España cambiara su forma de jugar. Lejos de eso, la selección se fue al ataque liderado por un Fran Mérida que había pasado inadvertido en el primer tiempo, pero que despertó tras retrasar su posición y demostró su calidad en los pases cuando más lo necesitaba su equipo.
De esa forma, llegó la mejor ocasión de España en todo el partido, con un balón por encima de la defensa que el futbolista del Arsenal envió a Bojan y que éste, en el mano a mano, estrelló contra el portero. Como suele suceder en estos casos, el que perdona lo paga y así ocurrió, ya que en la siguiente jugada una triangulación entre De Pauw y Hazard, en la única oportunidad clara de Bélgica, acabó con el balón en el fondo de la portería española. El gol belga no minó la moral de los de Santisteban, sino todo lo contrario. Fue en ese momento cuando Bojan se echó el equipo a la espalda en busca del empate y lo encontró. Antes, el jugador de origen serbio había lanzado un balón al poste con un disparo desde fuera del área tras una gran jugada personal.
Pero fue a falta de nueve minutos, el delantero del Barcelona volvió a lanzar un zambombazo, otra vez desde lejos, que entró por alto como un misil en la portería de Coppens, lo que igualaba el marcador, hacía justicia y enviaba el partido hacia la prórroga, ya que no hubo más oportunidades. El tiempo añadido transcurrió con el equipo español bastante cansado y fue Bélgica la que más se aproximó a la portería contraria, e incluso le anularon un gol por un claro fuera de juego. Sin embargo, los veinte minutos añadidos acabaron también con empate y la tanda de penaltis metió a España en la final.