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Zapatero rechaza la "nostalgia" en la conmemoración de las elecciones del 77

En el discurso autocomplaciente que ha pronunciado en un homenaje a Nicolás Redondo, José Luis Rodríguez Zapatero ha abogado por conmemorar las primeras elecciones democráticas con "profunda alegría y entusiasmo" frente a la "nostalgia" que, según ha dicho, está "tiñendo" algunos actos. El impulsor de la Ley de Memoria Histórica ha proclamado que España, tras 30 años de democracia, es un país que puede "admirarse a sí mismo". 

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En el discurso autocomplaciente que ha pronunciado en un homenaje a Nicolás Redondo, José Luis Rodríguez Zapatero ha abogado por conmemorar las primeras elecciones democráticas con "profunda alegría y entusiasmo" frente a la "nostalgia" que, según ha dicho, está "tiñendo" algunos actos. El impulsor de la Ley de Memoria Histórica ha proclamado que España, tras 30 años de democracia, es un país que puede "admirarse a sí mismo". 
L D (Agencias) El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "proclamó" este sábado que "la Transición, la libertad y la democracia no hubieran sido posibles sin el magnífico ejemplo de los trabajadores y de los sindicatos en España". El jefe del Ejecutivo hizo esta proclama y manifestó su interés en que "quedara constancia de ella en la memoria colectiva" en una sede sindical y en un acto sindical, y justo cuando esta semana se conmemora el 30 aniversario de las primeras elecciones democráticas en España.
 
Rodríguez Zapatero destacó este hecho durante su intervención en el homenaje que rindió UGT a Nicolás Redondo, el que fuera su secretario general durante 18 años, en su 80 cumpleaños, un acto que reunió a dos generaciones de dirigentes sindicales y socialistas. En el mismo, el presidente destacó que "la libertad política y sindical" son dos de los cambios "más sustanciales" que el país "necesitaba y conquistó en el paso a la democracia".
 
El jefe del Ejecutivo rechazó la "nostalgia" que en su opinión está tiñendo alguno de los actos de esta semana y confesó que, por su parte, está conmemorando "los momentos en que se abrían las puertas de la libertad" en España con una "profunda alegría y con entusiasmo". Según explicó, ello se debe a que, en su opinión, "la España del siglo XXI no necesita admirar a otros países como en siglos pasados", si no "que se puede admirar a sí mima y es admirada por muchos países de Europa y del mundo". "A ello han contribuido personas como Nicolás Redondo", subrayó.
 

"Habéis dejado un país, una España, por la que merece la pena dejarse la piel", agradeció el jefe del Ejecutivo. En presencia del propio Redondo, de su hijo Nicolás Redondo Terreros, del actual líder de UGT, Cándido Méndez, del ex presidente de la CEOE José María Cuevas, del líder de CCOO, José María Fidalgo, o del ex secretario general de PCE Santiago Carrillo, Zapatero se mostró "orgulloso" de presidir un país que "es admirado y respetado" en todo el mundo y que tiene como "señas de identidad" la paz, la igualdad, la justicia y la solidaridad.

Euforia económica

El presidente del Gobierno vaticinó un futuro de prosperidad para España, con "pleno empleo", igualdad real entre hombres y mujeres, atención a las personas dependientes y donde no se tolera la explotación de los trabajadores inmigrantes. "No vamos a permitir que explote a nadie, tenga el color de piel que tenga", advirtió.

En un tono de complicidad, ya que Zapatero también es militante de UGT, el jefe del Gobierno se refirió también a las relaciones entre el PSOE y la central sindical. Se mostró convencido de que el "divorcio" entre la UGT y el PSOE en los años 80, las dos huelgas generales, y la renuncia de Nicolás Redondo a su escaño en el Congreso, fue una "crisis de madurez necesaria" porque, a su juicio, en democracia "cada uno debe estar en su sitio", aunque confesó que la crisis en la familia socialista tuvo también "un punto de esquizofrenia" por la doble militancia de la mayoría de sus afiliados.

"¡Viva la UGT, vivan los trabajadores y vivan los Redondo!", concluyó el presidente del Gobierno en presencia de la familia y amigos del sindicalista, como el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, o el escultor vasco Agustín Ibarrola.

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