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Juan Manuel Rodríguez

El "cojo" y la bici de Ghislain Lambert

Si Ghislain Lambert no fuera fruto de la imaginación del director francés Philippe Harel, el pasado 7 de junio habría cumplido 58 años, y esto es así porque Lambert nació el mismo día que Eddy Merckx sólo que con ocho minutos de diferencia con respecto al mito belga. "Desde ese momento", aseguran, "el abismo entre los dos no ha dejado de crecer". "La bici de Ghislain Lambert" es la historia de un aguador que persevera en pos de un sueño. ¿Cual es el suyo?... ¿Ganar?... No, simplemente llegar a cruzar la línea de meta. En realidad la historia del ciclismo profesional más reciente está repleta de personajes como Lambert, gregarios de lujo (porque todos los gregarios lo son) que admiten su condición de tales y trabajan en beneficio de la "estrella", aquel que nació con las cualidades necesarias para destacar del pelotón. El "caníbal" nació el mismo día (ocho minutos antes, ocho minutos después) que otro belga tan apasionado como él por el ciclismo pero sin su prodigioso físico.

La tenacidad del personaje de ficción Lambert la han tenido otros tantos ciclistas de carne y hueso a lo largo de los cien años de historia del Tour. Sin ir más lejos, Vicente Blanco, conocido como el "cojo", el primer español que se atrevió a correr la ronda gala allá por el año 1910. Y digo "se atrevió" porque, aunque llegó a París el 2 de julio después de haber salido en bicicleta desde Bilbao, la dureza de aquella etapa extraoficial le pasó luego factura en la primera real y verdadera (París-Roubaix, de 273 kilómetros de distancia) con lo que no pudo tomar la salida el segundo día de carrera.

El "cojo", apodado así porque perdió varios dedos de un pie tras un accidente en la fábrica siderúrgica "La Basconia", había leído en el programa oficial del Tour que el corredor salía sólo a la aventura, y él –con el dorsal número 55 de los "sin equipo", y por tanto sin posibilidad de hacer de gregario salvo de sí mismo– se zambulló en ella sin pensarlo. Cuentan que el matador de toros "Cocherito de Bilbao" presentaba a Vicente Blanco, alias el "cojo", como el hombre que en su cuerpo reunía, él sólo, más cicatrices que todos los toreros de España juntos. Más cornadas que los toros daba el hambre y, a lo que se ve, también el ciclismo. Y ahora que la duda reside exclusivamente en dilucidar si Lance Armstrong llegará, por fin, a los cinco seguidos, a mí me gustaría ver al americano compitiendo contra una mistura del ficticio Ghislain Lambert y aquel "cojo" español que llegó triunfante a París con unos pocos mendrugos de pan en su bolsillo.

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