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Ignacio Villa

¡Esto huele a felipismo!

La irrupción en escena de los llamados "equipos Zapatero" están dejando las huellas inequívocas del felipismo duro y puro. Un buen número de los ministros nombrados tienen currículum felipista de etiqueta negra. A la hora de hablar de felipismo no estamos hablando de Juan Fernando López Aguilar –director general del MAP con Jerónimo Saavedra– o de Jordi Sevilla –jefe de Gabinete de Pedro Solbes en distintos ministerios–, ni muchísimo menos. Cuando hablamos de felipismo en estado puro hablamos de Pedro Solbes, de María Teresa Fernández de la Vega, de Alfredo Pérez Rubalcaba, de Cristina Narbona o de Elena Salgado. Todos con puestos de responsabilidad y de carácter decisorio en distintas parcelas del poder político en los trece años de González.
 
Pero junto a estos nombres, más o menos implicados en los Gobiernos de la etapa felipista, destaca y asombra la recuperación de otro personaje: José Enrique Serrano. Serrano pertenece a esa nómina del "felipismo negro", del felipismo de los escándalos y de las amenazas, del felipismo de la corrupción. Primero estuvo con Narcís Serra en la Vicepresidencia del Gobierno, más tarde con Felipe González en su Gabiente. Dicho de otra forma, José Enrique Serrano vivió desde dentro, en primera persona y en primera fila, los años más duros del felipismo decadente y moribundo. Es un ejemplo de lo que el PSOE hizo y deshizo desde el poder con el único objetivo de tapar y manipular un auténtico volcán de irresponsabilidades y de abusos. Serrano conoce bien todo aquello como protagonista de la historia, y Zapatero que parece que no escarmienta de lo ocurrido lo recupera como Jefe de su Gabinete. Es el certificado más claro de la conexión directa y sin escrúpulos del futuro presidente del Gobierno con el felipismo más rastrero de los años más oscuros.
 
Con esta nómina de "viejas glorias" y de nombres implicados en la "etapa González", Zapatero inicia una nueva etapa con un claro sello marcado por el felipismo. Dirán lo que quieran y desmentirán todo desde sus medios de comunicación, pero la realidad es como es. Zapatero llegará al Gobierno lastrado con el felipismo y lastrado con sus propias hipotecas, como es Pascual Maragall. Desde luego, Zapatero no ha hecho equipo con los que siempre ha trabajado. Algunos de ellos, relegados; otros, en ministerios de relevancia, pero lejos del núcleo duro e importante del Gobierno Zapatero. Desde luego, este nuevo Ejecutivo ha sorprendido a los propios socialistas, es un equipo de un perfil cargado de pasado, con todo lo que eso significa. Los comienzos huelen mucho a felipismo.

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