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Ignacio Villa

¡Qué fácil es añorar a Manzano!

Desde el pasado mes de mayo, en muchos ambientes del Partido Popular se reclamaban dos cosas para el Alcalde de Madrid saliente: un homenaje y una salida por la puerta grande para quien había conseguido para el PP la primera mayoría absoluta en el Ayuntamiento de la capital. José María Álvarez del Manzano ni ha tenido homenaje, ni le han dado la salida grande que se merecía; pero mira por donde que no han pasado más de cinco meses para que su sustituto, Alberto Ruiz Gallardón, provoque, sin querer, el mejor homenaje de los posibles: ¡todo el mundo echa de menos ya a Álvarez del Manzano!
 
La prepotencia, la indisciplina y la deslealtad de Gallardón han vuelto a poner encima de la mesa la buena gestión de Manzano al frente del Ayuntamiento de Madrid durante todos sus mandatos. Ha pasado bien poco tiempo para que los madrileños, al comparar a Gallardón con Manzano, se queden con el segundo y evoquen su recuerdo casi con nostalgia. Álvarez del Manzano, como bien ha dicho Rodrigo Rato, hacía más con menos, y eso la gente lo agradece. También en el PP se echa ya de menos al anterior Alcalde de Madrid. De Manzano se recuerda su prudencia, su gestión eficaz pero sin ruidos, su labor económica ajustada y sin lujos, y tantas otras cosas que pasaban inadvertidas. Con el paso de los meses se ha acabado viendo que esa era una forma de gobernar Madrid muy válida. Pero quizá lo más sobresaliente de la gestión de Manzano sea que Madrid había dejado de ser un problema para el PP y se había convertido en un baluarte.
 
Llegó Gallardón, es verdad que con una sólida mayoría absoluta, pero también con unos modos y unas formas que contrastan llamativamente con su antecesor. Con él llegó el gasto y el dispendio, el diseño a toda costa y el trabajo pensando sólo en la galería dentro de una gran campaña de imagen. Además, Gallardón ha conseguido convertir Madrid en un territorio peligroso y rebelde para el PP. Madrid, que siempre ha sido el granero del PP, puede ser ahora un territorio inestable para los populares. Decían que Gallardón era un Alcalde para el Madrid del siglo XXI y, por el momento, es el Alcalde rebelde que se dedica a subir impuestos y a desmarcarse de la política económica del partido. ¡Quién lo iba a decir! Ahora resulta que Gallardón se ha convertido en el primer propagandista de Manzano, pues la altanería y las ineptitudes del actual Alcalde han hecho bueno a don José María. Gallardón, con su soberbia a cuestas, le ha tributado involuntariamente a su predecesor el homenaje que otros le han negado.
 
 

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