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Juan Manuel Rodríguez

Lo que el viento se llevó

Anda estos días el secretario de Estado para el Deporte Jaime Lissavetzky empeñando por ahí su palabra y jurando en todos los idiomas posibles de la recientemente ampliada Unión Europea (sólo le falta gritar al cielo, como hacía Vivien Leigh en "Lo que el viento se llevó", aquello tan trágico de "¡A Dios pongo por testigo!") que la representación de España en competiciones deportivas internacionales corresponde exclusivamente a nuestra selección nacional, la de todos los españoles, la de catalanes, vascos, gallegos y andaluces, pero sus jefes continúan apostando por la ambigüedad y los trabalenguas. Mucha química le va a hacer falta aplicar a don Jaime para convencernos de que en el PSOE no existen varias "sensibilidades", y que una de esas –quizás la del propio PSC, que, como sus propios dirigentes se esfuerzan en repetir machaconamente, es un partido independiente– no apunta directamente hacia la posibilidad que él niega por aquí y por allá con esfuerzo redoblado.
 
Ya me dirán, si no, a santo de qué viene ahora la declaración de la vicepresidenta primera del Gobierno diciendo que "España está dispuesta a potenciar la participación de las selecciones autonómicas en otro tipo de competición"... ¿A qué tipo de competiciones se refiere? Dice Maria Teresa Fernández de la Vega que el Gobierno no recela de las comunidades y selecciones autonómicas, y aunque ese es un comportamiento ejemplar en la vida diaria (me refiero al de no recelar de nadie) no parece aplicable a la situación política que se vive ahora mismo en España. La moción aprobada el otro día se basó en la candidez de la representante del PSOE encargada de ponerla rúbrica en nombre de la minoría mayoritaria en el Parlamento, y fue aviesamente utilizada por los representantes de EA, CiU, PNV y ERC para armar todo el barullo posible a propósito del que es, desde hace muchísimo tiempo, uno de sus "caballos de batalla" preferidos. Yo no recelo de mis vecinos, salvo que éstos me pongan todas las mañanas la zancadilla para que me estampe contra el suelo. Entonces sí, entonces recelo todo lo que tenga que recelar y un poquito más.
 
A estos les das el curling y acaban cogiéndose el fútbol y el baloncesto. De ahí que haya que negarles, ateniéndose siempre de una forma muy educada a la legislación vigente, cualquier tipo de cesión. Empiezas ofreciéndoles un torneo de fútbol-playa y acaban acudiendo a la FIFA, primero, y después al Tribunal Internacional de La Haya. La última que he oído esta misma mañana es que ahora están husmeando la siguiente posibilidad: un campeonato entre todas las autonomías para que la vencedora juegue contra España. ¿Y qué autonomías querrían participar en tamaño esperpento? Yo animo desde aquí al Gobierno de España a que sea claro. Las palabras se las lleva el viento, y nosotros no tenemos a Clark Gable para que acuda a rescatarnos.

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