En la Facultad de Ciencias de la Información solían utilizar un viejo truco para ayudar a los futuros periodistas a distinguir el polvo de la paja, lo que era realmente noticiable y lo que no. Explicaban que entraba dentro de la lógica que un perro mordiera a un niño, pero que si en alguna ocasión era al revés y era el niño quien le lanzaba una dentellada al perro, aquello tendría que ir directamente a la portada. Visto así, el que Camacho le presente su dimisión a Florentino Pérez como lo ha hecho, con nocturnidad y dominguería, no supone un hecho noticiable y ningún director tendría que parar las máquinas para dar la información en portada. Si acaso, un breve.
No es la primera vez que José Antonio Camacho da una "espantá" de tal calibre. Cuando, allá por el mes de mayo, fue presentado como nuevo entrenador del Real Madrid, alguien sacó a colación su primera dimisión; aquella se produjo cuando quien ocupaba la presidencia era Lorenzo Sanz, y entonces se culpó de todo al maquiavélico Juan Onieva, vicepresidente del club y mano derecha de Sanz. El día de su "rentré", posando para los fotógrafos entre Florentino y Valdano, Camacho dijo, textualmente, lo siguiente: "En aquel momento lo que hablé no lo cumplieron y tomé una decisión. Ahora es totalmente diferente". Y tenía toda la razón del mundo a la hora de afirmar que las situaciones eran distintas porque entonces no aguantó ni treinta días y ahora ha conseguido permanecer en su puesto casi cuatro meses. ¡Todo un récord, sí señor!"... Y eso sin contar el atropellado adiós a la selección española de fútbol.
Será este lunes cuando, tras la reunión que mantenga con Florentino, el presidente y (hasta que no se oficialice) el entrenador decidan qué van a hacer, pero el propio Florentino ha comentado ya que sabe que Camacho es una persona "firme" en sus decisiones. Yo diría que en lo único que es firme Camacho es a la hora de presentar una dimisión. Incluso en el hipotético caso de que Florentino, con ese poder de seducción y esa labia que Dios le ha dado, lograra darle la vuelta a esta esperpéntica situación, el proyecto que pretendía liderar Camacho estaría herido de muerte. Y es que a lo mejor el técnico tiene razón y no está a la altura de un banquillo como el madridista. En casi cuatro meses J.A.C. no ha sido capaz aún de dotar a su equipo de un estilo propio. Pidió dos centrales y se los trajeron, y hace poco afirmó que el fichaje de Owen le vendría muy bien al equipo. ¿Qué más quiere? Esta rabieta de Camacho, sea cual sea la resolución final, dejará al club en una tesitura muy complicada. Lo único que podemos esperar es que, como dijo Florentino, José Antonio Camacho sea realmente firme y no continúe al frente del club.