En un increíble reportaje sobre Rodrigo Rato, el dominical de El País lo llama "el guardián de la economía mundial", y aclara que ahora, por fin, el Fondo Monetario Internacional es "social" porque entrega subvenciones a los países pobres.
Sincero es el pensamiento único cuando admite que la política es lo que es: coacción. En efecto, no concibe a los seres humanos libres, sino necesitados de vigilancia y custodia a cargo de las autoridades. Esto resulta particularmente ridículo en el caso de órdenes amplios como la economía mundial, cuyo control es imposible, aunque las autoridades pueden con su intervención empeorar las cosas. Lo único que es indudable es la forma en que lo hacen: siempre quitándole a la gente su dinero. Pero no reflexiona Xavier Vidal-Folch sobre los contribuyentes en su amplio reportaje. No nos enteramos de quién está pagando el famoso "giro social" del FMI.