¿Qué tendrá Marruecos para este Gobierno que a la mínima ya están en Rabat realizando otra visita oficial? Esta vez le ha tocado a la vicepresidenta De la Vega, que con velo incluido, se ha lanzado al "sarao marroquí". ¡Quién la ha visto y quién la ve! Llama la atención que De la Vega –feminista confesa– no haya levantado la voz sobre el trato que recibe la mujer en el mundo islámico. La verdad es que esta señora, tiene buenas dotes para "adaptarse al terreno" y allí donde está se "acopla" sin problemas a las circunstancias. ¿Principios o estrategia? La respuesta la tiene la propia vicepresidenta, pero no parece que haya sufrido mucho en un ambiente que no es el suyo.
Aparte de estos cambios de "principios" según los intereses, no deja de volver a llamar la atención como Fernández de la Vega insiste en que Marruecos es la referencia en la política exterior española. Esta gente no escarmienta.
El Gobierno Zapatero está encantado con Marruecos, suponemos que como el único consuelo que les queda. Hasta ahora son públicas y notorias las desavenencias con la Casa Blanca, pero es que a esto hay que sumar el choteo con que nos tratan a la hora de la verdad Francia y Alemania. El ejemplo lo hemos tenido esta misma semana cuando los dos "amigos de Zapatero" –París y Londres– nos han dado calabazas con los futuros fondos comunitarios. Zapatero ha predicado eso de la vuelta al "corazón de Europa" y ciertamente estamos en el cuarto de los trastos.
Pero volviendo a Marruecos y a la política exterior española, asusta la insistencia de este Gobierno con nuestros vecinos del sur. ¿Es Marruecos para Zapatero un ejemplo de democracia?, ¿es el Gobierno de Rabat, para el Ejecutivo español, un ejemplo de lucha contra la corrupción y contra las mafias?, ¿es la acción del Gobierno marroquí un referente en la lucha por la igualdad social y por la pobreza? ¡Ah, claro!, quizá para Zapatero, Marruecos es nuestro aliado natural en la lucha contra el terrorismo.
En fin tanto amor por este país tendrá que ser explicado en sede parlamentaria. Sinceramente, es difícil de entender esta dedicación al Gobierno de Rabat, mientras se descuidan muchos otros intereses. Pero con que ZP conteste esta pregunta es suficiente: ¿Qué tiene Marruecos para el presidente? Espero que no sea un casita en Marrakech, aunque, por lo visto, podemos esperar cualquier cosa.
