Menú
Jorge Vilches

El presidente de la paz

Godoy se convirtió, gracias a un tratado con la República francesa, en el Príncipe de la Paz. Sí, pero España cedió la soberanía de Santo Domingo a Francia, abandonó a sus aliados naturales para convertirse en un satélite de la política exterior francesa

Zapatero ha dejado claro en el inicio de su discurso del debate sobre el Estado de la Nación, que “el fin de la violencia no tiene precio político, pero la política puede contribuir al fin de la violencia”. Es decir, quiere lograr la “paz” con ETA a través de la concesión política. Es el “ansia infinita de paz” en clave doméstica que, ni siquiera en este caso, es algo superficial. Muestra el deseo de ZP de pasar a la Historia como el Presidente de la Paz. El objetivo es legítimo, loable, e incluso muy zen; el problema está, sin embargo, en el coste que para los españoles tenga la satisfacción de esa ambición personal. Esa paz la pretende en lo exterior alejándose de EEUU y, en lo interior, dándose la mano con los independentistas y, además, con los terroristas. Esta fase de su plan pacificador del mundo, incluye el abandono de lo mejor de estos años de democracia: el consenso en torno a la Constitución y a la lucha contra el terrorismo.
 
El PSOE necesita para todo esto aislar al PP, y ahora pretende sacarlo del Pacto Antiterrorista. La fórmula será sencilla. IU y los nacionalistas no querían entrar en aquel Pacto porque abominaban de su preámbulo. “Se criminaliza al nacionalismo”, decían, por lo que Zapatero expiará su “crimen” transcribiendo el preámbulo que le dicten sus socios gubernamentales. Cantarán a los populares el Trágala, y el PP se quedará fuera, y así, las negociaciones con ETA y su mundo habrán dado un paso adelante. La representante de Aralar ya se lo dijo a Patxi López en relación a la Lendakaritza: no votaran a quien vote el PP vasco.
 
Los socialistas insistirán en la idea de que el gobierno busca la paz y que, para ello, hay que dialogar; esto es, ceder a algunas pretensiones de los terroristas. El mensaje para el terrorismo etarra o islamista es claro: “mata y extorsiona, que luego negociamos”. Las protestas que se puedan oír tendrán su origen en que, como han dicho José Blanco y Rubalcaba, a los populares les molesta que se llegue a la paz, y tratan de impedirlo porque hacen un uso partidista del terrorismo.
 
La “paz” es una buena coartada para Zapatero e Ibarretxe, cuya entrevista secreta, aconsejada por Otegi, no augura nada bueno. Pero este no ha sido el único guiño a los nacionalistas vascos. Eguiguren conversa, desde hace tiempo, con los líderes batasunos. A esto le ha seguido la permisividad con el PCTV para que se presentara a las elecciones. Y, por no cansar, ha tenido lugar la reunión de Patxi López con las representantes de los comunistas de las tierras vascas.
 
El resultado de estos contactos es la percepción de que algunas de las demandas etarras van a ser satisfechas, sobre todo las que tienen relación con los presos. Pero la gran baza es la formación de una mesa de negociación, un foro de partidos en el que no se excluya a nadie, como han pedido el PNV, EA, PCTV, Aralar y Ezker Batua. La fórmula permitiría a Batasuna estar presente, al margen de sus herederos del PCTV, porque, dicen, Otegi y los suyos representan una sensibilidad sociológica importante que no se puede soslayar. Y en el lote querrán poner la paz, sí, junto a una amnistía o beneficios penitenciarios para los etarras, un Estatuto casi de secesión y la convocatoria de un referéndum.
 
Y el problema, como decía, es el coste para los españoles. Godoy se convirtió, gracias a un tratado con la República francesa, en el Príncipe de la Paz. Sí, pero España cedió la soberanía de Santo Domingo a Francia, abandonó a sus aliados naturales para convertirse en un satélite de la política exterior francesa, a los pocos años vio su territorio invadido por las tropas napoleónicas, y a su rey en Bayona abdicando en el emperador francés. Zapatero, nuestro Presidente de la Paz, quizá debería pensar con quién se sienta a hablar primero, con los defensores de la Constitución y de su espíritu, o con los que quieren dinamitarla.

En España

    0
    comentarios