El GP de Inglaterra ha sido la confirmación de que Alonso y Renault están un paso por delante de los demás. Incluso al principio de la carrera, con Raikkonen atacando con fuerza, Alonso estuvo siempre al mando de la situación pese a que el McLaren parecía algo más rápido. Schumacher también estuvo veloz y amenazó siempre al finlandés, robándole en la segunda parada el segundo lugar de la clasificación final.
El gran problema tanto para McLaren como para Ferrari es que tenían unas estrategias que no les permitía presionar a Alonso. En ambos casos entraron a repostar bastante antes que el español por lo que recortar tiempo en boxes les fue casi imposible. Y lo mismo en pista. En las primeras vueltas, con los coches más pesados, Raikkonen y Schumacher parecían tener coches menos "torpes" que el asturiano, al menos a juzgar por los movimientos que intentaban para ganar centésimas y terreno. El propio finlandés intentaba arrancar centímetros en la curva Luffield con una trazada diferente y luego en las preciosas curvas Becketts. Pero nada de eso fue suficiente para acercarse a Alonso y por el contrario no impidió que fueran perdiendo poco a poco terreno y décimas de segundo. En un circuito como Silverstone, las entradas del Safety Car son bastante frecuentes. Esta vez apenas salió una vez, y parecía que sólo otra salida de éste podría permitir a Raikkonen y Schumacher amenazar a Alonso.
Aparte de un gran triunfo en una de las catedrales de la Fórmula Uno (dos semanas después de hacerlo en otra de ellas, Mónaco), Alonso ha conseguido un sensacional hat trick, algo que está al alcance de muy pocos pilotos en la historia de la Fórmula 1: logró la pole, ganó la carrera y también estableció la mejor vuelta de carrera (con 1:21.599, unas 330 milésimas menos que Schumacher). Esto resulta tan difícil de lograr que ya va siendo hora que en la F1 se premie con un punto tanto la pole como la mejor vuelta, tal y como ocurre en los campeonatos estadounidenses como la Champcar World Series y la Champcar World Series (IRL).
Alonso llegará dentro de 15 días al GP de Canadá con unos tranquilizadores 23 puntos de ventaja sobre Schumacher y 41 sobre Raikkonen. El problema es que en Norteamérica las cosas nunca le han ido muy bien al asturiano, ni en Montreal (hace un año, cometió uno de los pocos errores que se le recuerdan), ni en Indianápolis. Sin embargo, existe la sensación de que este año puede romper ese particular maleficio. Eso, si esta vez a Michelin no se le ocurre en EEUU montar el espectáculo de 2005. Su máximo rival en Canadá será otra vez Schumacher, el gran especialista del circuito Gilles Villeneuve de la Isla de Notre-Dame, donde ha ganado en siete ocasiones (1994, 1997, 1998, 2000, 2002, 2003, y 2004) mientras que Kimi lo hizo el año pasado. Con esta excelente primera mitad de campeonato, Alonso podría dar un golpe de efecto en cualquiera de las próximas dos carreras.
