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Ignacio Villa

De la algarada callejera a la pañoleta palestina

Cuando todas las diplomacias del mundo –incluso las más críticas con Israel– se están moviendo con sigilo, Zapatero se ha tirado al ruedo como el más chusco de los toreros.

Rodríguez Zapatero debe de estar muy preocupado. Ha caído en la cuenta de que su imagen en la opinión pública está por los suelos, aunque sus terminales amigas intenten cambiar, como siempre, la realidad. De modo que se ha lanzado a hacer lo único que realmente domina: la demagogia y el populismo. Ha visto la tensión surgida en Oriente Medio como una oportunidad en la que hacer propaganda y no ha tardado un minuto en aprovecharla. Así de simple es el motor de sus planteamientos en política internacional. Y así nos va.

La situación es clara. Zapatero ha renunciado de un plumazo al papel de mediación que históricamente ha mantenido España en la zona, un papel iniciado en la etapa de Felipe González y que continuó con José María Aznar. España siempre había sido una voz escuchada y tenida en cuenta en momentos de tensión tan intensos como los actuales. Pero el presidente del Gobierno ha preferido optar por esa actitud trasnochada y caduca que le ha llevado a ponerse de parte de los terroristas tanto en el Líbano como en Palestina, cerrando de esta forma la línea de comunicación permanente con Israel que permanecía ininterrumpida desde hace años. En un nuevo gesto irresponsable e impresentable, Zapatero se ha lanzado a lo fácil para él; a lo que margina a España internacionalmente. Cuando todas las diplomacias del mundo –incluso las más críticas con Israel– se están moviendo con sigilo, Zapatero se ha tirado al ruedo como el más chusco de los toreros.

Para empezar el PSOE se ha lanzado a la calle. Bajo la indicación de Rodríguez Zapatero, los socialistas han convocado manifestaciones contra Israel en distintos puntos de España. El PSOE vuelve a la calle, a la pancarta, a la agitación callejera como estrategia política. Un presidente del Gobierno que vuelve a ser líder de la oposición. Quizá nunca ha dejado de serlo.

Pero por si esto no fuera suficiente, Rodríguez Zapatero ha cometido un grave error este jueves en Alicante que le puede costar muy caro. Al terminar su participación ante jóvenes socialistas de medio mundo se ha fotografiado con la "pañoleta palestina", optando así por el frente en el que el terrorismo está intentando desestabilizar Oriente Medio. Tan grave es esa imagen que Moncloa la ha reconocido como un error y ha dicho que fue una fotografía realizada "sin querer".

Este tipo de cosas no se hacen sin querer. Cuando uno está inmerso en el insulto, en la descalificación permanente y en las andanadas callejeras pasan estas cosas. La pañoleta palestina no es casualidad, es la escenificación de una torpeza política.

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