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EJECUCIÓN DE MCVEIGH

Un hombre típico de la clase media estadounidense

Timothy McVeigh, de 33 años, representa al modelo de hombre típico de la clase media estadounidense. Blanco, rubio, ojos azules, hijo de padres divorciados, aficionado a las armas y veterano de guerra, la del Golfo, McVeigh era, sin duda, un estadounidense "estándar".

L.D. / EFE.- Sin embargo, a diferencia del común de sus conciudadanos, tenía un profundo resentimiento contra su Gobierno que, en 1995, le llevó a perpetrar el peor atentado terrorista de la historia del país, en el que murieron 168 personas, entre ellas 19 niños.

Hasta su último día de vida ni los psiquiatras ni los sociólogos pudieron explicar qué razones empujaron al ex soldado ejemplar a cometer un acto que echó por tierra la idea estadounidense de que el terrorismo sólo podía tener firma extranjera.

Nacido y criado en el oeste del estado de Nueva York, McVeigh fue en su niñez un asiduo aficionado a la televisión, el fútbol americano y las tiras cómicas con abundancia de superhéroes. Demasiado alto para su edad y de escasa coordinación física para los deportes, el hijo de un obrero de fábrica era llamado "Fideo McVeigh" por sus compañeros de escuela.

En la adolescencia, McVeigh leyó el libro de un racista blanco sobre un hombre ficticio que reacciona al control de armas del gobierno destruyendo el cuartel general de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Washington.

En 1988 ingresó al ejército donde conoció a Terry Nichols, quien siete años después sería su principal cómplice en el atentado contra el edificio federal Alfred Murrah, en Oklahoma City.
Condecorado tras la guerra del Golfo, McVeigh regresó a Estados Unidos con la intención de ingresar al famoso pelotón de los "Boinas Verdes", pero no lo consiguió.

Según Michel y Herbeck, la depresión lo llevó a leer cada vez más libros en contra del gobierno. El propio McVeigh explicó a los dos periodistas cómo sus teorías políticas se vieron confirmadas en Ruby Ridge, Idaho, el 21 de agosto de 1992 cuando agentes federales mataron a la esposa y el hijo de Randy Weaver, un racista blanco acusado de vender armas al que pretendían arrestar.

Sin embargo, el detonante pareció ser el sitio y el asalto que el gobierno federal llevó a cabo en 1994 contra la Rama Davidiana en Waco, Texas, donde tras dos meses de asedio, el FBI llevó a cabo una intervención en la que perecieron más de 80 personas, casi todas miembros de la secta. A partir de ese momento el odio de McVeigh no tuvo límites y empezó a organizar el atentado contra el edificio federal de Oklahoma City, el cual debía ocurrir el 19 de abril de 1995, exactamente dos años después de los sucesos de Waco. La bomba estalló el mismo día en que se lo había propuesto. Mató a 168 personas y dejó heridas a más de 500.

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