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en un artículo en 'ABC'

Iñaki Ezquerra exige a los programas del corazón que no hablen de la Monarquía

Pide que la telebasura no "invada espacios de crítica que no le pertenecen" y se dediquen a "los chismes, los gritos, y el esparcimiento circense". 

El escritor Iñaki Ezquerra dedica su artículo en ‘La Tercera’ de ABC, a "La Corona e izquierda Maruja". En ella, el escritor alaba "la defensa del Rey que hicieron recientemente distintas voces públicas con motivo de los avatares judiciales de su yerno" destacando especialmente las que hizo "cierta izquierda inusualmente moderada" las cuales "señalaron el deslindamiento básico que debe establecerse entre la cabal discusión sobre la jefatura del Estado y el ruido frivolón del periodismo rosa o amarillo".

Es este último el que sale peor parado, acribillándolo a críticas por lanzarse a hablar de la Monarquía. Ezquerra asegura que "no es serio ni lógico, ni ético, ni procedente, ni coherente, ni mentalmente sano que quieran jugar en un plató gallináceo a la Tercera República los que tienen como infalibles estrellas invitadas de su show a algún grande de España al que se la ha ido la olla o a una deslenguada a la que llaman la princesa del pueblo".

El escritor considera que estos platós están dedicados "a los chismes, a los gritos y al esparcimiento circense" y no deberían tratar "temas que requieren un mínimo rigor o una especial sensibilidad como la memoria histórica, el aborto, la inmigración o las víctimas del terrorismo". 

Ezquerra casi se muestra partidario de crear una aristocracia de la opinión, y le dice a programas como Sálvame –al que no menciona directamente– que "como género lúdico y subgénero periodístico que es, la telebasura tiene perfectamente acotado su ámbito temático y el perfil de los actores. Que quien la ejerza ‘profesionalmente’ no conozca sus límites, y lo haga como si se jugara en esos programas el destino de España o del mundo, es parte del espectáculo y de su inherente melodramatización".

Además, le pide a la sociedad que ignore la telebasura, y no "ignore estos límites obvios" ni "pique su anzuelo", haciendo un llamamiento para que "tengamos el olfato democrático preciso para reparar en el carácter populista y amenazante de esa extralimitación". Ezquerra solicita que la telebasura no "invada espacios de crítica que no le pertenecen" y pide que "no le otorguemos una dignidad que no tiene" para evitar que "nos marque la agenda del debate nacional".

En suma, Ezquerra solicita que los programas del corazón dejen en paz a la institución monárquica porque "no es que la cuestión de la forma de Estado no pueda ser sometida a debate, sino que debe ser planteado cuando corresponde, donde corresponde y en los términos que corresponde".

Para ilustrar su razonamiento, Ezquerra menciona el trato que dispensaron estos programas a la Reina cuando Froilán sufrió el percance con la escopeta de caza. El escritor considera que la telebasura "alcanzó el grado máximo de la ridiculez al querer ver una crisis institucional en el tiro que se dio accidentalmente en un pie el hijo de la Infanta". De hecho, señala que "la punta que se le sacó en determinados medios a la socorrida explicación de la Reina para salir del paso –‘son cosas de críos’– llegó a la crueldad y al ensañamiento". 

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