Noodles instantáneos: solo 12 de 45 productos logran una valoración aceptable, según la OCU
Un alimento rápido y económico, pero con carencias nutricionales y exceso de aditivos.
Los fideos instantáneos, conocidos popularmente como noodles, se han convertido en una opción recurrente para quienes buscan una comida rápida, fácil de preparar y económica. Su popularidad ha crecido especialmente entre el público joven, gracias a la influencia de la gastronomía asiática y la comodidad que ofrecen. Sin embargo, un estudio reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto en evidencia que la calidad de estos productos deja mucho que desear. De los 45 productos analizados, solo 12 obtuvieron una valoración aceptable.
Poca calidad nutricional
La OCU evaluó una amplia muestra de 45 productos de noodles instantáneos disponibles en el mercado. El análisis se centró en su composición nutricional, etiquetado e ingredientes, además de una cata realizada por especialistas culinarios. Los resultados reflejan una tendencia preocupante: únicamente un producto puede considerarse de buena calidad, mientras que el 73% de las muestras (33 productos) se clasificaron como de baja calidad. El 24 % restante obtuvo una calificación de calidad media.
Uno de los factores que más influyó en estas valoraciones fue el exceso de sal y aditivos en la mayoría de los productos. Los especialistas destacaron que la composición nutricional es deficiente, con niveles elevados de sodio y grasas saturadas, además de un bajo aporte proteico, incluso en aquellos que prometen contener ingredientes ricos en proteínas como pollo, carne o pescado.
Más calorías y grasas
El estudio de la OCU examinó el aporte energético, el contenido de grasas totales y saturadas, hidratos de carbono, proteínas y sal. Además, calculó el Nutri-Score por cada 100 gramos de producto preparado. Los resultados revelan que 38 de los 45 productos analizados obtuvieron una calificación C en el Nutri-Score, mientras que los 7 restantes alcanzaron la categoría D.
El aporte calórico medio es de 119 kcal por cada 100 gramos de producto preparado, un valor similar al de la pasta cocida convencional. Las grasas representan aproximadamente un 5% del contenido total, aunque lo más preocupante es el tipo de grasas utilizadas: en 30 productos se detectó la presencia de aceite o manteca de palma, ricos en grasas saturadas.
En cuanto a los hidratos de carbono, los noodles instantáneos presentan un promedio del 16%, mientras que el contenido proteico es muy bajo, con solo un 2,7% de media. Esta cifra no varía significativamente, incluso en productos que publicitan un alto contenido en proteínas. Según la OCU, esto se debe a que se trata de platos aromatizados en lugar de preparaciones que incluyan verdaderamente ingredientes como carne o pescado.
El contenido de sal también es motivo de preocupación. El promedio se sitúa en 1 gramo por cada 100 gramos de producto preparado, aunque en algunos casos alcanza hasta el 1,6%. Ocho productos superan el 1,25%, lo que los clasifica como alimentos con un contenido alto en sal.
Etiquetado incompleto y confuso
Otro de los aspectos evaluados fue la claridad y la precisión del etiquetado nutricional. Si bien la mayoría de los productos cumplen con los requisitos legales mínimos, existen diferencias notables en la forma de presentar la información. Algunos envases ofrecen datos completos, indicando los valores por 100 gramos de producto deshidratado, hidratado y por porción preparada. Sin embargo, otros solo presentan la información para el producto seco o hidratado, lo que dificulta la comparación entre diferentes marcas.
La OCU establece que esta falta de uniformidad en el etiquetado puede llevar a confusión al consumidor, dificultando la toma de decisiones informadas sobre la calidad nutricional del producto que adquiere.
El análisis de la lista de ingredientes reveló un uso generalizado de aditivos, como agentes de textura, conservantes, antioxidantes, potenciadores del sabor y colorantes. La cantidad de aditivos varía entre uno y diez por producto. En 33 de los productos analizados se encontraron aditivos poco recomendables y en cinco casos se detectó la presencia del colorante E150c (caramelo amónico), considerado un aditivo "a evitar" por su posible contenido de sustancias no deseadas como el THI, inmunotóxico, y el 4-MI, sospechoso de ser cancerígeno.
Además, muchos de los ingredientes utilizados son ultraprocesados. Estos incluyen extracto de levadura (empleado como sustituto del glutamato monosódico), aromas artificiales y jarabes saborizantes. Según la OCU, estos componentes están destinados a enmascarar la baja calidad de los ingredientes principales o, directamente, su ausencia.
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