
Este verano, España recibirá casi 42 millones de turistas, es decir, un 3,2% más que en los mismos meses de verano de 2024. Esto supondrá un gasto de 58.000 millones de euros, un 3,8% más con respecto al verano anterior.
Uno de los turismos que están comenzando a ganar presencia en el país es el astroturismo, con un aumento de actividades orientadas a la contemplación del cielo nocturno. La plataforma de excursiones Civitatis ha destacado varios destinos nacionales que reúnen condiciones óptimas para la observación, gracias a la escasa contaminación lumínica y la estabilidad atmosférica.
Una tendencia en auge
Este tipo de turismo combina divulgación científica, sostenibilidad y actividades al aire libre, atrayendo a familias, viajeros culturales y amantes de la naturaleza. Según Civitatis, el interés se debe a un perfil de visitante que busca experiencias educativas y con menor impacto ambiental. En este sentido, las noches despejadas del verano y la mayor claridad del cielo favorecen estas propuestas.
El Parque Nacional del Teide, en Tenerife, es uno de los enclaves con los cielos más limpios del planeta. Las actividades en la zona incluyen ascensos en teleférico al atardecer, seguidos de observaciones con telescopios profesionales y guías especializados que identifican planetas y constelaciones. La altitud del Teide y la baja contaminación lumínica garantizan una experiencia de observación única para los viajeros.
También en las Islas Canarias, en La Palma, el mirador del Roque de los Muchachos se ha consolidado como otro de los destinos de referencia. En este punto, ubicado cerca del Observatorio Astrofísico que alberga el mayor telescopio óptico infrarrojo del mundo, los visitantes pueden descubrir cúmulos, galaxias y nebulosas. La isla cuenta con la certificación de Reserva Starlight, un reconocimiento internacional que avala la calidad de su cielo.
Observaciones familiares en Teruel y Extremadura
En Arcos de las Salinas (Teruel), el centro Galáctica ofrece un programa didáctico con telescopios y monitores especializados, diseñado para todos los públicos. Este espacio, rodeado de paisajes naturales, está orientado a familias que buscan combinar ocio y aprendizaje astronómico.
Otro de los lugares destacados es Guadalupe (Cáceres), dentro del Geoparque Mundial Villuercas-Ibores-Jara, reconocido por la Unesco. Allí, guías astronómicos conducen las observaciones nocturnas, explicando cómo identificar planetas y satélites en un entorno natural sin contaminación lumínica.
Experiencias cercanas y culturales
Por otro lado, en la Comunidad de Madrid, Los Molinos ofrece una opción de fin de semana con sesiones de iniciación al cielo y observaciones mediante telescopios portátiles. La ubicación, en plena sierra madrileña, permite un buen contraste entre el entorno urbano cercano y la visión profunda del cosmos, alejándose del bullicio y el calor de la capital.
Mientras tanto, Ciudad Rodrigo, en Salamanca, combina patrimonio histórico con actividades astronómicas al aire libre. Estas sesiones permiten, además de la observación con instrumental, conocer cómo las antiguas civilizaciones interpretaban las estrellas, uniendo historia y ciencia en un entorno medieval.
La Sierra de Grazalema, un enclave del sur
En Cádiz, el Parque Natural de la Sierra de Grazalema se posiciona como uno de los mejores enclaves del sur de Europa para observar el cielo nocturno. Las actividades guiadas en esta zona incluyen una primera interpretación del cielo a simple vista, seguida de una observación con telescopios profesionales que permiten distinguir planetas, cúmulos estelares y constelaciones con gran nitidez.


