
Una expedición de búsqueda de oro en la región de Goldfields, cerca de Kalgoorlie —a unos 600 kilómetros al este de Perth (Australia)— se saldó con un hallazgo extraordinario: una pepita de siete onzas, valorada en más de 34.000 euros. El descubrimiento corrió a cargo de Kevin Richardson y su esposa, Eliza, mientras grababan material para su canal educativo en YouTube, especializado en técnicas de prospección.
El detector de metales que manejaba Richardson emitió una señal inusualmente intensa bajo un arbusto. "Casi me vuela los tímpanos cuando puse mi detector debajo de este arbusto", explicó a la cadena australiana ABC. En una zona conocida por la abundancia de restos metálicos abandonados por antiguos mineros, el prospector pensó inicialmente que se trataba de chatarra. "Mi primera reacción fue: ‘Oh, es una lata’. Pero no había ninguna lata en el suelo", relató.
Grabado en vídeo
Ante la duda, pidió a su esposa que encendiera la cámara "por si acaso". Tras excavar con cuidado, apareció un objeto cubierto de tierra que confundió al principio con "una bala o un trozo de estaño". Sin embargo, el peso en la mano le hizo reconsiderar. "Hasta el momento en que lo tuve en mis manos, todavía no creía realmente que fuera oro", confesó.
La escena, grabada íntegramente en vídeo, captó el instante en que Richardson exclamó: "¡Dios mío! ¡Eso es oro! ¡Mira qué grande!", antes de besar la pieza. Según la cotización actual —unos 5.200 dólares por onza—, su valor supera los 40.000 dólares, equivalentes a 34.160 euros.
Sueño cumplido
La pareja, originaria del estado de Victoria, recorre habitualmente Australia Occidental en busca de oro, pero el prospector admite que este hallazgo, producido en julio, ha sido el más importante de su carrera. "Siempre había esperado el día en que me uniera a lo que llaman el club de la onza. Me había quedado cerca un par de veces, pero encontrar de repente una de 7 onzas fue algo extraordinario", afirmó.
Richardson subrayó que encontrar pepitas de este tamaño no es cuestión de suerte, sino de método y constancia. "Mucha gente compra un detector y se va a cualquier parte pensando que encontrará oro. Hay que investigar. Si has investigado una zona y crees que debería haber oro… tienes que trabajar el terreno con mucho, mucho cuidado", señaló.
Destino ideal
Australia Occidental, destacó, ofrece un marco ideal para esta actividad. "Nos encanta. Nos gusta el espacio abierto. También es un estado muy favorable para la prospección. El Gobierno de Australia Occidental realmente apoya la minería, lo que incluye la prospección".
Aunque la pepita se venderá a un comprador profesional, Richardson ha encargado una réplica exacta para conservarla en su hogar como recuerdo de una jornada que marcará un antes y un después en su trayectoria.

