L D (EFE)
"Los ratones están saludables, no tienen cáncer y tienen un ciclo biológico normal", dijeron los científicos en el artículo publicado en el número de mayo de la revista. El doctor Zheng Cui, profesor auxiliar de patología del Centro Médico Baptista de la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte (EEUU), señaló que el trasplante de células cancerígenas provoca una generación masiva de glóbulos blancos que destruyen el cáncer. "La destrucción de estas células por parte de estos leucocitos es rápida y específica, sin que las células normales sufran alguna lesión. Estas observaciones sugieren que existe un mecanismo hasta ahora no reconocido mediante el cual el cuerpo puede luchar contra el cáncer", agregó.
Según el artículo, el descubrimiento de una protección contra el cáncer en ratones abriría la posibilidad de "una mejor terapia o prevención" de esta enfermedad en seres humanos. También podría ayudar a explicar por qué algunas personas están protegidas contra el cáncer pese a una exposición intensa y prolongada a factores cancerígenos. Además podría ayudar a resolver el misterio del mecanismo que permite una regresión espontánea, sin tratamiento, de ciertos cánceres humanos.
En un estudio general sobre esta enfermedad, los científicos inyectaron células de varios tipos de cáncer agresivo a un grupo de ratas. El resultado fue explosivo, y a las dos semanas, el cáncer se había extendido al hígado, páncreas, pulmones e intestinos de los animales. Sin embargo, uno de los ratones no sufrió ningún tipo de cáncer y los investigadores descubrieron que tenía una protección genética que podía transmitir a sus descendientes. Con ese descubrimiento crearon una colonia de 700 ratones, todos ellos resistentes al cáncer.
Cuando esos roedores fueron apareados con animales normales, los investigadores descubrieron que sus descendientes eran resistentes a las células cancerígenas, lo cual indica que se trata de una protección dominante que se extienda a las generaciones futuras. Según la edad del ratón, al aplicarse células cancerígenas, algunos mostraron una resistencia completa, mientras que en otros ocurría una regresión espontánea en la que se comenzaba a desarrollar el cáncer, pero éste desaparecía en menos de 24 horas. "Los roedores mejoraron y reanudaron de inmediato sus actividades normales, incluyendo el apareamiento", señaló Cui.
Los científicos volvieron a probar inyectándoles otro tipo de células cancerígenas. Una vez más los ratones mostraron que contaban con una protección efectiva y no desarrollaron la enfermedad, señalaron los científicos.
Según el artículo, el descubrimiento de una protección contra el cáncer en ratones abriría la posibilidad de "una mejor terapia o prevención" de esta enfermedad en seres humanos. También podría ayudar a explicar por qué algunas personas están protegidas contra el cáncer pese a una exposición intensa y prolongada a factores cancerígenos. Además podría ayudar a resolver el misterio del mecanismo que permite una regresión espontánea, sin tratamiento, de ciertos cánceres humanos.
En un estudio general sobre esta enfermedad, los científicos inyectaron células de varios tipos de cáncer agresivo a un grupo de ratas. El resultado fue explosivo, y a las dos semanas, el cáncer se había extendido al hígado, páncreas, pulmones e intestinos de los animales. Sin embargo, uno de los ratones no sufrió ningún tipo de cáncer y los investigadores descubrieron que tenía una protección genética que podía transmitir a sus descendientes. Con ese descubrimiento crearon una colonia de 700 ratones, todos ellos resistentes al cáncer.
Cuando esos roedores fueron apareados con animales normales, los investigadores descubrieron que sus descendientes eran resistentes a las células cancerígenas, lo cual indica que se trata de una protección dominante que se extienda a las generaciones futuras. Según la edad del ratón, al aplicarse células cancerígenas, algunos mostraron una resistencia completa, mientras que en otros ocurría una regresión espontánea en la que se comenzaba a desarrollar el cáncer, pero éste desaparecía en menos de 24 horas. "Los roedores mejoraron y reanudaron de inmediato sus actividades normales, incluyendo el apareamiento", señaló Cui.
Los científicos volvieron a probar inyectándoles otro tipo de células cancerígenas. Una vez más los ratones mostraron que contaban con una protección efectiva y no desarrollaron la enfermedad, señalaron los científicos.
