L D (EFE)
La sentencia declara probado que, en septiembre de 1990, el acusado “se trasladó desde Francia a Ginebra (Suiza) con la intención de buscar trabajo” y que, “al carecer de dinero, entró en el bar
Le Concorde
de la capital ginebrina con la intención de entablar relación esporádica y ocasional con algún cliente”. Tras mantener relaciones sexuales, entablaron una discusión en la que el condenado golpeó con una lámpara a la víctima, que quedó aturdida. El procesado aprovechó esta circunstancia para atar las manos de su compañero y asfixiarle.
Tras su muerte, el acusado se llevó el dinero que ambos habían convenido recibiría por el “servicio” y un reloj, marca Rolex. Fue detenido por la Policía española, en colaboración con los servicios policiales suizos, en octubre de 2001, y confesó ser el autor del crimen. El tribunal recuerda que la confesión de un procesado admitiendo su culpabilidad no es prueba suficiente para condenarle, y califica como “punto de inflexión clave en la investigación” el hallazgo del reloj. Durante un registro practicado en el domicilio de la hermana del procesado, la Policía halló una tarjeta “que contenía los datos de dicho reloj (en especial el número de registro) y que acreditaba la entrega del referido cronómetro para su reparación, según la información facilitada por Relojes Rolex España”.
El procesado ha sido ahora condenado a quince años de prisión por asesinato, con la atenuante de embriaguez, y a dos fines de semana de arresto por una falta de hurto, ya que el reloj que determinó su culpabilidad fue tasado en sólo 20.000 pesetas, por lo que su sustracción, al no llegar su valor a las 50.000 pesetas, no fue calificada como robo.
Tras su muerte, el acusado se llevó el dinero que ambos habían convenido recibiría por el “servicio” y un reloj, marca Rolex. Fue detenido por la Policía española, en colaboración con los servicios policiales suizos, en octubre de 2001, y confesó ser el autor del crimen. El tribunal recuerda que la confesión de un procesado admitiendo su culpabilidad no es prueba suficiente para condenarle, y califica como “punto de inflexión clave en la investigación” el hallazgo del reloj. Durante un registro practicado en el domicilio de la hermana del procesado, la Policía halló una tarjeta “que contenía los datos de dicho reloj (en especial el número de registro) y que acreditaba la entrega del referido cronómetro para su reparación, según la información facilitada por Relojes Rolex España”.
El procesado ha sido ahora condenado a quince años de prisión por asesinato, con la atenuante de embriaguez, y a dos fines de semana de arresto por una falta de hurto, ya que el reloj que determinó su culpabilidad fue tasado en sólo 20.000 pesetas, por lo que su sustracción, al no llegar su valor a las 50.000 pesetas, no fue calificada como robo.