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El País aplaude la "desenvuelta e ingeniosa articulación jurídica" del auto de Garzón

Nuevo guiño del diario del grupo Prisa a Baltasar Garzón. En su editorial de este miércoles El País califica de “ingeniosa y desenvuelta” la articulación jurídica del juez de la Audiencia Nacional para abrir una causa contra el franquismo. Además, el articulista Josep Ramoneda sostiene que “sin duda, la actuación de Garzón contra los responsables de los crímenes franquistas es discutible desde un punto de vista jurídico, aunque políticamente (...) la decisión merece por lo menos consideración”, olvidándose que los jueces deben acatar las leyes en vez de tomar decisiones políticas.

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Nuevo guiño del diario del grupo Prisa a Baltasar Garzón. En su editorial de este miércoles El País califica de “ingeniosa y desenvuelta” la articulación jurídica del juez de la Audiencia Nacional para abrir una causa contra el franquismo. Además, el articulista Josep Ramoneda sostiene que “sin duda, la actuación de Garzón contra los responsables de los crímenes franquistas es discutible desde un punto de vista jurídico, aunque políticamente (...) la decisión merece por lo menos consideración”, olvidándose que los jueces deben acatar las leyes en vez de tomar decisiones políticas.

(Libertad Digital) El diario del grupo Prisa, El País, califica en su editorial de este miércoles titulado “El fiscal, contra Garzón” de “ingeniosa y desenvuelta” la articulación jurídica del juez de la Audiencia Nacional para abrir una causa contra el franquismo. Según sostiene el editorial, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, ha hecho “una grave acusación” contra el juez estrella: “haber hecho una interpretación de la ley dirigida a fabricar un caso”.

Por otra parte, el diario de Prisa sostiene que “más difícil” de entender que la “osadía de Garzón”, “es encontrar respuesta a la anomalía que supone que en la España democrática haya sectores que no aceptan siquiera un encausamiento simbólico del franquismo”. Según el citado editorial “lo que revela la iniciativa de Garzón es que la transición política no contempló una rápida actuación administrativa para sacar de las fosas comunes las decenas de miles de fusilado”. En esta misma línea, dos de sus articulistas, Josep Ramoneda y Jordi Gracia defienden “la osadía” de Garzón.

Según Gracia, catedrático de Literatura Española de la UB, “el mérito mayor de la iniciativa del juez Garzón (...) estriba en la dimensión simbólica y no tanto en su capacidad operativa para hace runa justicia que y ano va apagar a nadie”. O sea, que ahora los jueces españoles en vez de aplicar del a forma más justa posible las leyes, deben extrapolar su función a los planos simbólicos.

Por otra parte, el articulista Josep Ramoneda sostiene en “Garzón, la derecha y el franquismo” que “sin duda, la actuación de Garzón contra los responsables de los crímenes franquistas es discutible desde un punto de vista jurídico, con solventes argumentos a favor y en contra. Pero políticamente (...) la decisión de Garzón merece por lo menos consideración”. Lo que parece olvidar el colaborador de El País es que Garzón es un juez de instrucción de uno de los órganos juridisccionales más relevantes de España, la Audiencia Nacional, en vez de un político encargado de sentenciar lo que la Historia ya ha hecho. Según el periodista, “las heridas del franquismo nunca han sido cerradas. Simplemente, han sido tapadas”, afirmando que tras la Guerra Civil en España “no ha habido luto”.

Además, el articulista de El País arremete contra la derecha española diciendo que “le gusta parapetarse en la simetría”. En palabras de Ramoneda, “el problema es la relación entre la derecha española y el franquismo. O más precisamente: la incapacidad de la derecha española de aceptar que tiene raíces en el franquismo y que éste forma parte de su tradición. En España desgraciadamente escasea la tradición liberal”.

Además, el periodista arremete contra el Partido Popular al que califica de “partido bajo sospecha”. “Los líderes democráticos del PP deberían ser los primeros en aceptar esta realidad de la historia de la derecha española. Porque entonces perderían el miedo a que se señalen los crímenes del franquismo. Y ganarían la legitimidad democrática del que reconoce lealmente los desmanes del pasado. El PP dejaría así de ser un partido bajo sospecha”, sostiene.

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