(Libertad Digital) Juan Sandoval Íñiguez. Este mejicano de Yahualica, Jalisco, nació el 28 de marzo de 1933. Con una vocación temprana, se dirigió al seminario de Guadalajara, y como un gran número de cardenales, se dirigió a Roma a la Universidad Pontificia Gregoriana el mismo año en que se ordenó sacerdote, en 1957. En esta institución se licenció en filosofía y doctoró en teología dogmática. A los cuatro años vuelve a la ciudad que le vio nacer, para realizar una labor pastoral en la archidiócesis.
Trabajó diez años en el seminario como director espiritual y prefecto de disciplina. También se valió de su formación teológica para dedicarse a la educación en Tapalpa, como prefecto de los estudiantes y miembro de la facultad. Su labor fue reconocida en 1971 con el vicerrectorado del seminario, con funciones de rector, por un período de nueve años. En 1980 continuó ya como rector, labor que compaginaba con la presidencia del concilio presbiteriano y con la membresía de la oficina del gobierno archidiocesano y de la comisión clerical archidiocesano.
Esta actividad se interrumpió en 1988, cuando recibió el encargo de de ser auxiliar al obispo de Ciudad Juárez, sede a la que fue promoviso como obispo en julio de 1992. Asistió como tal a la IV Conferencia General del Episcopado de Latinoamérica que se celebro ese mismo año, en el mes de octubre. En 1994 fue transferido a Guadalajara como obispo titular en abril. Siete meses más tarde sería creado cardenal, con el título de Nostra Signora di Guadalupe e S. Filippo Martire in Via Aurelia.
Su posición destacada en una iglesia tan importante como la de Méjico, en la que había destacado como eficaz gestor, le llevó a entra en el Concilio de Cardinales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede. Como Cardenal de la Santa Iglesia, participó en el Sínodo Especial para América, como Relator General.