En rueda de prensa dificultada por sus problemas de audición, la escritora, de 85 años, ha expresado su alegría por un galardón para el que siempre había estado en las quinielas. Su nombre este año sonaba con más fuerza y ella ya se había referido a esa posibilidad en varias entrevistas. "Esta noche no he dormido, tenía unos nervios que me moría", dijo.
También apuntó Matute que "esto del machismo ya está quedando un poco lejos, todavía quedan cosas pero se están dando pasos muy importantes". Precisamente la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, destacó esta mañana, entre otras cosas, que la ganadora del Cervantes hubiera sido una mujer.
Sobre el premio, insistió en que se lo toma "como un reconocimiento a la entrega total de una vida a esto de escribir, a la dedicación, a la constancia y al esfuerzo". "Esto es un estallido de felicidad", dijo emocionada.
Matute también apuntó que "habrá quien escriba para ganar premios", pero ella no. Sobre su obra, se manifestó orgullosa "desde el primer cuento". "Siempre he querido comunicar la sensación de desánimo, de pérdida. Vivir es perder cosas, eso está hasta en el primer cuento", dijo.
La escritora también dijo que la vida "es mágica". "¿Tienes hijos? ¿No es magia? Aparte de los revolcones con tu marido...", le dijo a una periodista entre las risas del público.
No quiso decir con qué libro se quedaría pero destacó que como Olvidado Rey Gudú "no hay nada". Fue su primer libro tras muchos años de silencio. Sobre esa época, dijo que fue una etapa "de sufrir mucho" y que lo pasó "muy mal". En la salida de la depresión que sufrió "tuvo mucho que ver Carmen Balcells", la conocida editora catalana, que le animó a terminarlo. "Volví a ser la Matute que era", dijo la escritora, que señaló que la depresión "es algo muy malo, sobre todo cuando no sabes por qué viene". "Yo era una mujer muy feliz, y sin embargo... la vida pasa factura", afirmó.
Matute también subrayó la importancia de la lectura en su vida. "Es importantísimo. La mitad larga de mi vida la he pasado leyendo", apuntó. Alabó, sobre todo, a los grandes rusos y los cuentos de Chejov. También se refirió a Dickens y confesó que ahora devora novela negra. "Me encanta, la acabo de descubrir". Habló de Hennig Menkell y de escritoras suecas. "Lo paso fenómeno", dijo, y señaló que le encantaría saber escribir ese tipo de obras.