L D (EFE) El problema fue que la organización –la promotora sevillana EBM– vigiló escasamente y mal el acceso del público al Palacio de Vistalegre, donde tuvo lugar el concierto, público que, en tromba y sin apenas controles, entró en el recinto cuando se abrieron las puertas, con más de una hora de antelación sobre el horario de comienzo del concierto, las ocho de la tarde.
La desorganización, y la picaresca, ayudaron a que muchos de los fans que habían comprado entradas más baratas lograran colarse en el ruedo de Vistalegre y ocupar parte de los asientos más caros. A las ocho en punto, de blanco inmaculado, aparecía sobre el escenario la sevillana, dándose cuenta inmediatamente de que los ánimos no estaban para músicas y que las protestas del público conseguían tapar su voz. Fueron cinco minutos apenas, si bien, con control de la situación, prometió volver a salir si se resolvían todos los problemas. "Volveré –dijo– cuando todos estén sentados en su sitio".
Fue irse la Pantoja del escenario y armarse una bronca de antología, con media plaza gritando a la otra media, y los organizadores sin saber cómo reaccionar. Finalmente, alguien cogió un micrófono y logró convencer a muchos de los que ya ocupaban sus sillas en el ruedo para salir y volver a entrar ordenadamente. La mitad de los afectados colaboró, pero muchos otros se negaron a abandonar las sillas por las que habían peleado y pagado, y que les iban a permitir estar más cerca de su "diva". Mientras tanto, los minutos pasaban y la indignación del público subía de tono. "Isabel, Isabel", gritaban desde los tendidos. Y que nada, ni apelando a lo triste que se iba a poner la tonadillera.
Después de más de una hora y media de espera, y de situaciones absurdas, como que no se pudiera salir y entrar en el ruedo para poder ir al servicio –y las señoras de edad avanzada eran muchas–, el problema quedó resuelto, y en el escenario la orquesta volvió a tocar los primeros compases de "Donde el corazón me lleve", la canción con la que Isabel Pantoja se reencontró con su público madrileño.
