Colabora

25 años de la misteriosa desaparición de María Teresa Fernández en Motril: todo lo que sabemos

La joven motrileña se dirigía a un concierto cuando se le perdió la pista. Su padre la dejó muy cerca de donde había quedado, pero nunca llegó.

Los padres de María Teresa Fernández, desaparecida en Motril hace 25 años. | EFE

María Teresa Fernández desapareció el 18 de agosto del 2000 en Motril (Granada), que en esos días celebraba sus fiestas patronales. La joven, de 18 años, había quedado con su novio y unos amigos para acudir juntos al concierto de Café Quijano que tuvo lugar aquella noche en el reciento ferial. Su padre la dejó poco antes de las diez en una parada de autobús del centro de la ciudad cercana al punto de encuentro, el último sitio en el que se la vio.

El chico con el que salía declaró entonces que María Teresa nunca llegó a la cita. La última comunicación que tuvo con ella fue un SMS que la joven le envió al móvil para avisarle de que quizás llegaba tarde —después se supo que se había encontrado con unos conocidos y eso motivó el mensaje de texto— pero que acudiría. De hecho, le pedía que le esperara. Una hermana de la desaparecida da la voz de alarma cuando —después del mencionado concierto— no se presenta en el lugar acordado para volver juntas a casa.

El caso —aún sin resolver— ha estado rodeado de misterio desde el principio. Pero su familia nunca ha tirado la toalla. Algo que ha destacado Mercedes Fernández —una de las dos hermanas de María Teresa— durante el homenaje celebrado este lunes en el pueblo granadino coincidiendo con la celebración del 25 aniversario de la desaparición. Continuarán con la búsqueda mientras les queden fuerzas para hacerlo, ha asegurado la mujer, pero esperan que continúe la investigación.

Muchas pistas falsas

Ellos están convencidos de alguien tiene que saber o haber visto ver algo, y piden que —de ser así— esa persona haga llegar la información de la que disponga "por insignificante que parezca" a la policía. Han sido "25 largos años" recalcaba la madre de la joven, Teresa Martín, "aún no se sabe nada de nuestra hija".

El objetivo es "averiguar qué paso esa tarde, y después encontrarla". Tienen asumido que alguien le hizo algo a su hija y que posiblemente nunca pueda hacerse justicia. Pero su deseo es poder despedirse de ella y descansar. Su desaparición nunca cuadró con una marcha voluntaria y las pistas que llegaron sumaron aún más incertidumbre si cabe.

Cientos de testigos dijeron haberla visto en distintos puntos del país, una carta anónima llevó a los investigadores hasta una finca de Minasierra (al oeste de Motril) en la que no encontraron nada, y el mismísimo Tony Alexander King —conocido por ser el asesino de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes, en 1999 y 2003 respectivamente— dijo saber lo que le había pasado.

La carta de King

El británico Tony Alexander King, condenado a 55 años de cárcel por los crímenes perpetrados en la provincia Málaga (uno en Mijas y otro en Coín), aseguró en una carta enviada en 2008 desde prisión que sabía quién era el responsable de lo que le había ocurrido a "la chica de Motril". En la misiva, acusaba a un viejo amigo británico de su asesinato: Robert Graham, que llegó a estar acusado de encubrimiento en el caso de Wanninkohf después de que el propio King le señalara.

Cuando desaparece María Teresa, muchos pensaron que había conexión entre los casos. Las tres chicas eran de un perfil similar y los hechos sucedieron en lugares relativamente próximos entre sí. Era el radio de actuación de Tony King, al que se atribuyen otras agresiones sexuales registradas en la costa andaluza. Cabe recordar que bajo ese nombre se escondía Tony Bromwich ‘el estrangulador de Holloway’. Agredió sexualmente a al menos cinco mujeres con el mismo modus operandi en el mencionado barrio londinense, lo que le hizo merecedor de ese alias.

Una colilla, el análisis de ADN y la declaración de una ex de King, fueron clave para conectarle con los crímenes de Rocío y Sonia. Y, en último término, ser condenado por ellos. Sin embargo, no ha habido manera de saber si tuvo algo que ver con el de María Teresa. El cuerpo de la joven de Motril nunca se halló y no había ninguna prueba que le incriminara. Su familia tenía puestas sus esperanzas en que, después de que King acusara a Graham en su carta, tuviera lugar un careo entre ambos que pudiera arrojar algo de luz. Pero no se ha producido.

La acusación contra Graham

King fue interrogado sobre la posible implicación de Graham en lo que le hubiera ocurrido a María Teresa Fernández y éste llegó a asegurar que su amigo había matado a la joven motrileña unas horas después de su desaparición, con otras cuatro personas de origen británico que estaban en la zona en aquella época. Incluso habló de una mujer que conducía un Mitsubishi de color rojo y que se habría encargado de deshacerse del cadáver de la chica en un barranco. Sin embargo, nunca pudo dar el nombre del mismo o situarlo en una mapa.

‘El estrangulador de Holloway’, que fue detenido el 18 de septiembre de 2003, ya había implicado a Robert en un asesinato anteriormente. Después de haber mantenido durante meses que cometió los crímenes de Rocío y Sonia solo, de repente señaló la participación de su amigo ante la juez de Fuengirola que llevaba el caso de Wanninkohf. Graham fue acusado de encubrimiento pero el delito había prescrito y no fue procesado por ello. En la larga carta de 2008 —escrita en inglés a su exmujer, Cecilia Pantoja— advirtió: "Le haré pagar por lo que le hizo a Rocío y la chica de Motril".

La carta anónima del giro

Más tarde los padres de María Teresa reciben una carta anónima que da un vuelco a la investigación. "Estimado señor. Mi padre me ha dicho antes de morir que busque a su hija en una finca llamada Minasierra, que vivía un señor mayor", decía la misiva. "Iban muchos jóvenes por la noche", añadía, "había tráfico en esa de droga". "Esta persona sabe que le pasó a su hija. ¡Busque la finca!", les animaba.

Se removieron 500 metros cúbicos de tierra en la finca en busca de los restos de María Teresa o algún cabo suelto que les permitiera continuar con la investigación. Pero la búsqueda fue infructuosa y la persona que escribió la carta —confeccionada con recortes de periódico— no volvió a dar señales de vida ni a aportar ninguna otra información.

Todo apuntaba a que la misiva era una más de la pistas falsas que les habían estado llegando desde que la joven desapareció en agosto del año 2000. Pero la familia de María Teresa quería explorar aquella vía, que además coincidía en parte con la información aportada por alguna llamada telefónica que tampoco llevó a ningún hallazgo.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario