
"El mejor regalo del cielo has sido tú mi niño precioso". Es la frase que Bárbara B. O. —nacida en Venezuela, en 2004— le dedicó a su hijo Luccas el pasado 10 de abril a través de su perfil de Instagram. Faltaba un mes para su cuarto cumpleaños, el último que celebraría. El 3 de diciembre de 2025 fue violado y golpeado hasta la muerte por su padrastro —Juan David R. C.— sin que su madre hiciera nada para auxiliarlo, según se desprende del auto de ingreso en prisión de ambos.
Bárbara llegó a su casa alrededor de las doce del mediodía y el menor no murió hasta las 15:30 horas. Durante todo ese tiempo, la mujer vio a su hijo agonizando pero no llamó a Emergencias. El niño falleció a consecuencia del shock hipovolémico en el que derivaron el desgarro hepático y el derrame intestinal que le causó la agresión del novio de su madre. La investigación de la Guardia Civil no descarta que ella incluso presenciase parte de los hechos.
La mujer, de 21 años y embarazada de cinco meses, no cumplió con la promesa que le hizo el pasado 16 de mayo a su hijo Luccas. "Feliz cumpleaños para el único hombre que amo en esta tierra y por el que daría la vida y defendería como una leona", le aseguró en el post que publicó en sus redes —acompañando un extenso video con imágenes del menor desde que nació— el día en el que cumplía los 4 años.
Conocía los malos tratos
La madre de Luccas tenía "conocimiento" de que su pareja maltrataba a su hijo de 4 años antes de que él le matara. Así lo revela la investigación realizada por la Guardia Civil, que ahora se centra en determinar qué papel tuvo cada uno de ellos en los hechos. Ella misma lo manifestó en sede policial y/o judicial en ocasiones anteriores.
Una de ellas desembocó en una orden de alejamiento que desde el pasado 20 de octubre impedía a Juan David acercarse tanto a la mujer como a su hijo. Sin embargo, la pareja continuó conviviendo como si no hubiera pasado nada. El presunto asesino era la persona a quien Bárbara encomendaba el cuidado de su hijo mientras ella trabajaba.
Pasó horas con el cadáver
También fue así el día en el que su pareja acabó con la vida de su hijo. Cuando ella volvió a casa y fue consciente de lo que había ocurrido, no acudió a las autoridades. Pasaron horas hasta que el niño murió y después acompañó al asesino de su hijo a abandonar su maltrecho cadáver en un búnker de la playa de Garrucha, situado muy cerca del límite con Mojácar.
Así lo prueba el vídeo captado por una cámara de seguridad al que ha tenido acceso Telecinco en el que se observa a Bárbara junto a Juan David cargando al niño sin vida —tapado por una sábana y con los pies descubiertos— sobre uno de sus hombros. Eran las 17.47 horas. A continuación él intenta construirse una coartada y ella parece que le ayuda a que lo haga.
La coartada de él
Juan David envió distintos mensajes a un amigo entre las 15:30 horas (el fallecimiento del menor) y las 23:00 horas (momento de su detención). En ellos, asegura que no sabe nada de Bárbara ni de Luccas.
"Ahora que estoy llegando a casa, no está ella, ni el niño. Ella temprano estaba toda mal, estaba todo raro. Tampoco me responde al teléfono, ni nada. Por eso te escribo por si sabías algo de ella", comenzaba.
"No nos hemos peleado, ni nada. No sé, a mí no me contesta ni nada. Estoy preocupado, la verdad, demasiado. He salido por ahí a caminar a ver si la veo y nada. Dios mío bendito", continúa según la información facilitada por ‘El programa de AR’ en Telecinco.
Los mensajes de ella
Bárbara, por su parte, envía a su padre un texto en el que relata que Juan se fue a trabajar por ella —no le sitúa en la escena del crimen— y que "el niño se empezó a poner mal". "No sé qué pasó", añade. "Intenté ayudarlo, papá". Fue "la puta brujería", llega a decir.
No fue el único mensaje de ella. Llama la atención el que le mandó a su pareja: "Luccas no reacciona, mi amor. Yo me siento mal, no sé qué pasó". "Salimos a caminar y ya se empezó a poner mal", le indica. "No sé ni siquiera dónde estoy", exclama. "Estoy cegada".
Más tarde, Bárbara terminó enviando un texto a su tía que hizo sonar todas las alarmas y dirigió la búsqueda del pequeño hacia la zona en la que se encontró su cadáver. "Creo que he matado a mi hijo. Lo he abandonado en una caseta de la playa", le dijo.


