Casi tres décadas después del crimen de Alcàsser, la Policía Nacional y la Europol se disponen a poner en marcha una nueva campaña a nivel europeo para tratar de localizar a Antonio Anglés, uno de los prófugos más buscados de nuestro país. Para ello, cuentan con un montaje fotográfico que muestra cómo podría ser su imagen 29 años después del macabro asesinato de Miriam, Toñi y Desirée.
La reconstrucción -que ha sido realizada por el antropólogo forense Ricardo Ortega y la criminóloga y especialista en imagen digital Noelia Medina- forma parte del informe que la Asociación Laxshmi para la Lucha Contra el Crimen y la Prevención ha presentado esta misma semana ante el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira.
Nuevas pesquisas
En este escrito, los criminólogos que conforman esta asociación recomienda, además, el cotejo del ADN de Anglés con muestras no identificadas en los años 90 en las costas británicas, contactar con las autoridades irlandesas para localizar la documentación que se decomisó a un polizón del buque City of Plymouth y tratar de averiguar la identidad de un supuesto periodista que pudo hablar por radioteléfono con el mismo.
Tras revisar toda la documentación, la jueza encargada del caso ha decidido incorporar el escrito a la causa y ha acordado su remisión al grupo segundo de Fugitivos de la Policía Nacional, que tiene previsto llevar a cabo una campaña divulgativa a nivel europeo y solicitar la colaboración ciudadana.
La imagen, a la que ha tenido acceso Libertad Digital, muestra cómo sería Anglés con 55 años, siempre y cuando no se haya sometido a operaciones estéticas. El objetivo es actualizar la fotografía con la que cuenta en estos momentos la Interpol, aunque el retrato final que se envíe todavía es susceptible de modificaciones.
Así fue la huida
Míriam, Toñi y Desirée, de entre 14 y 15 años, fueron secuestradas, violadas y torturadas antes de ser asesinadas de un tiro. La única persona condenada por ello fue Miguel Ricart, que, gracias a la doctrina Parot, apenas cumplió 21 de los 170 años que le impuso la Audiencia de Valencia.
Anglés consiguió eludir varios cercos policiales hasta que, el 23 de marzo de 1993, la tripulación del mercante City of Plymouth lo descubrió a bordo, rumbo a Liverpool, escondido en un almacén. Cuando la Policía irlandesa entró en el buque para detenerle, ya no estaba allí.
Al día siguiente se encontró un chaleco salvavidas en la bahía de Dublín, el mismo que había desaparecido de la cubierta del City of Plymouth, por lo que siempre ha existido la duda de si logró alcanzar la costa y escapar de las fuerzas de seguridad o si, por el contrario, se ahogó en el mar.
Su huida también está envuelta en muchas incógnitas sin resolver, ya que nadie sabe cómo consiguió salir del camarote en el que se le encerró. Se cree que un marinero pudo ayudarle, una teoría suscrita en las televisiones por el propio capitán del buque que, sin embargo, nunca llegó a revelar su identidad.
Precisamente, este sábado se cumplen 29 años desde que las tres víctimas desaparecieron sin dejar rastro cuando se dirigían desde Alcàsser a una discoteca de Picassent. Sus cadáveres no aparecieron hasta setenta y cinco días después, el 23 de enero de 1993. La colaboración ciudadana podría ser fundamental para que el criminal pague por un macabro crimen que conmocionó a toda España, ya que la investigación se cerrará en 2029, año en el que Antonio Anglés dejará de ser imputable.