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ESTRENO: 16 DE OCTUBRE

New York, I love you: Surtido de suspiros amorosos

New York, I love you podría definirse como la secuela de París, Je t'aime. Con una extensa y variada lista de directores y un reparto que deja mudo, el film es una variada e irregular gama de 11 episodios amorosos que busca reconciliar al público más exigente con el cine romántico.

New York, I love you podría definirse como la secuela de París, Je t'aime. Con una extensa y variada lista de directores y un reparto que deja mudo, el film es una variada e irregular gama de 11 episodios amorosos que busca reconciliar al público más exigente con el cine romántico.

No obstante, y al igual que en La cruda realidad, el resultado tampoco invita a tirar cohetes, pese a que se trate de evitar la trivialidad de la anterior. Sí es cierto que se agradece la variedad, y que en ella está el gusto, pero la irregularidad de sus historias acaba perjudicando los resultados. Si La cruda realidad busca llenar los multicines,  New York I love you es, en definitiva, cine romántico para aquellos a los que el cine indie les provoca la consabida epifanía de adoración.

New York, I love you es la segunda entrega de la serie de películas en episodios planeadas por el productor Emmanuel Benbihy acerca del amor, ubicadas cada vez en una ciudad distinta. Con el privilegiado escenario de la ciudad de los rascacielos de fondo –lo cierto es que bien aprovechada, lo contrario sería casi imposible-, el film carece del brutal repertorio de directores de la primera entrega, algo que se acaba apreciando en el film. Muchas de las micro historias quedan reducidas a una mera anécdota, otras son casi inmediatamente olvidables, y sólo alguna de ellas puede ser calificada de brillante.

Entre éstas últimas, está la dirigida nada menos que por el habitualmente malo Brett Ratner (Hora Punta, X-Men 3), en la que un joven debe llevar a la hija paralítica del farmacéutico James Caan al baile de fin de curso. La de Shia LaBeouf y Julie Christie -último guión escrito por el fallecido Anthony Mighella- , o la protagonizada por Orlando Bloom y una anónima voz telefónica -que resulta ser otra actriz de renombre-, también estimulan.

Pero variedad no equivale a complejidad, y New York I love you es un film de productor, no de director(es). El film parece acomodarse en los laureles de ser secuela de la entrega parisina y en el prestigio internacional de algunos de sus nombres internacionales. El film se parapeta en su agradable estética y la notoriedad de su reparto, así como en su propia estructura, para acumular lagunas.

Aquí se renuncia desde el principio a que la constelación de historias sea un dibujo de algo mayor y más profundo. Y si por un lado se agradece que el film no entre en peroratas sobre tan insondable sentimiento humano –se trata de un pasatiempo incuestionable- , por otro la anécdota y la irregularidad acaba siendo la tónica, y al final de sus desarticulados noventa minutos no queda en el espectador nada de nada, más que la constatación de que ha sido algo bonito de ver.

En Chic

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