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Amando de Miguel

El lenguaje de las manos

El gesto de coger una taza de té levantando el dedo meñique se consideraba en la Inglaterra victoriana como una demostración de vulgaridad. Entre nosotros hay quien entiende que es un gesto elegante.

Es evidente que la inteligencia humana radica en las manos, no en el cerebro, o, si se quiere, en la interacción entre el cerebro y las manos. Los animales superiores tienen cerebro, pero solo el hombre tiene verdaderas manos, en las que se pueden juntar el dedo pulgar y el índice. Precisamente, de esa capacidad surge el "homo fáber", el que es capaz de hacer objetos útiles o hermosos.

Me interesa aquí algo más sutil, la significación de la mano en la conducta cotidiana como un elemento simbólico. Por ejemplo, es universal el gesto de "dar la mano" como un signo de amistad, o mejor, de que no hay enemistad. Es claro que ese gesto significa "no llevo armas" y, por tanto, vengo en son de paz. El "puño cerrado", típico de la ideología obrerista y luego izquierdista, es un símbolo de unión o solidaridad pero también de amenaza. Levantar el brazo con la "mano abierta" significa algo parecido; procede de los romanos y fue adoptada en el siglo XX por los fascistas y similares. "Levantar los brazos y agitar las manos" es un signo de aprobación para los sordomudos. Lo han adoptado recientemente los sedicentes "indignados". Son una versión actual de los descamisados o desharrapados de diversas épocas. La "mano cerrada con el pulgar enhiesto" es un signo de victoria deseada, como lo es la <v> que pueden formar los dedos índice y corazón. Un gesto de la cultura latina que se ha hecho casi universal es de "cerrar la mano con el dedo corazón extendido". Otra versión es "cerrar la mano y extender los dedos índice y meñique". Ahora se llama elegantemente "hacer la peineta". En lenguaje soez equivale a tomar por el culo, siempre en tono despreciativo, no placentero.

La cultura del baloncesto y otros deportes nos ha acostumbrado al gesto de chocar ligeramente las manos como un reconocimiento del contrario o una demostración de solidaridad con los del equipo propio. Es un gesto que han aprendido ahora los niños, incluso antes de romper a hablar. Siempre tiene algo de infantil.

Los latinos somos muy dados a utilizar las manos para gesticular y dar énfasis a las palabras, a ponerlas amistosamente sobre el hombro o el brazo del interlocutor. De la cultura anglosajona nos viene ahora el gesto de "cruzar los dedos" como expresión de buena suerte. Seguramente proviene de la utilización de la cruz contra la acción del Diablo. Está casi olvidado el gesto de frotar el pulgar con el índice para indicar codicia, deseo de dinero. Es clara la alusión a contar billetes de Banco.

El gesto de coger una taza de té levantando el dedo meñique se consideraba en la Inglaterra victoriana como una demostración de vulgaridad. Entre nosotros hay quien entiende que es un gesto elegante. Ahí se ve lo convencional que puede ser el lenguaje de las manos.

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