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Pascual Vives se lamenta: el pago de la fianza de Urdangarín "pinta feo"

Carmen Jara, Alaska y Emilia Landaluce en la Crónica Rosa de Es la mañana de Federico.

Carmen Jara, Alaska y Emilia Landaluce en la Crónica Rosa de Es la mañana de Federico.
Urdangarín y su abogado, Mario Pascual Vives | Efe

Cuando apenas quedan unas horas para que finalice el plazo dado por el juez Castro para que Iñaki Urdangarín y su exsocio Diego Torres paguen los 8,1 millones de fianza, el abogado del duque consorte, Mario Pascual Vives, ha confesado que poder hacer frente a semejante cantidad “pinta feo”. El inventor de la rueda de prensa callejera ha añadido que “no es fácil reunir esas cantidades de dinero”, y de nuevo ha hecho gala de su especialidad: decir pero no decir nada. Todavía no sabe si recurrirá la fianza y tampoco si cree que llegará a pactar con la defensa de Torres. Aunque lo más importante es que ya no niega de forma tajante la posibilidad de que la infanta Cristina sea imputada: dice que él “no es capaz” de preverlo. 

Con la que está cayendo, Letizia ha tenido que ponerse otra vez la sonrisa para apoyar una buena causa: la lucha contra el cáncer en la celebración de su Día Mundial. Mientras, crecen los rumores de que su cuñada, la infanta Cristina, podría haber recibido un ultimátum desde Zarzuela de que debe tomar una decisión salomónica: o se divorcia (cosa poco probable a estas alturas, ya que si no lo ha hecho antes, ahora, a punto de imputación, tendría ya poco sentido) o renuncia a sus derechos dinásticos con lo que ello conlleva: la pérdida de bastantes de los privilegios de los que gozan ella, sus hijos y su marido. Resulta paradójico que hayan tenido que imputar a su secretario personal, Garcia Revenga, y no Iñaki Urdangarín, para que se abra este debate en serio.

Javier Rigau es la prueba de que hay ciertos personajes que se resisten a abandonar las portadas. Hace unos años se dio a conocer a través de ¡Hola!, al anunciar con exclusiva de por medio que se casaba con la guapísima Gina Lollobrigida. Un enlace que sorprendió a muchos, no sólo por la diferencia de edad de ambos (34 años), sino por el oscuro pasado de Rigau. Ahora descubrimos que la boda pudo no ser tal, ya que la actriz italiana sostiene que fue estafada y que la casaron por un poder que ella firmó engañada. Lo mejor de toda esta historia es que, al parecer, la protagonista de Cuando hierve la sangre querría quedarse de nuevo soltera porque tiene nuevo novio: un toyboy en toda regla de 25 años llamado Andrea con el que se pasea subida en su Ferrari.

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