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Andrés Amorós

Una heroína anónima

Una mujer de recursos, de Elizabeth Forsythe Hailey es un bestseller mundial que ha dado origen a una obra teatral y a una serie televisiva.

Los grandes novelistas rusos del XIX afirmaron que la historia de cualquier ser humano puede dar lugar a una novela apasionante, si se sabe observarla y contarla adecuadamente. He recordado esto al leer una novela norteamericana, Una mujer de recursos, de Elizabeth Forsythe Hailey, que ha sido un bestseller mundial, además de dar origen a una obra teatral y a una serie televisiva, protagonizada por Sally Field.

La autora nació en Dallas en 1938, estudió en la Sorbona, se casó con el autor de teatro Oliver Hailey. Fue su marido el que le animó a narrar la vida de su abuela y ella eligió la forma epistolar: ésta es su primera novela, publicada en 1978 (a sus 40 años), y su mayor éxito.

La protagonista vive en Dallas y otras ciudades norteamericanas desde 1890 hasta 1967. No completó sus estudios universitarios, se casó dos veces. Lo que nos cuenta es lo que puede haber vivido cualquier mujer: matrimonio, hijos, nietos, peleas familiares, tragedias (una hija atropellada, la muerte de un hijo), viajes... Es una mujer poco convencional pero muy práctica, se preocupa mucho del dinero: sabe que, sin dinero – de ahí el título – no puede tener independencia. Necesita estos "recursos" más que el "cuarto propio" de que hablaba Virginia Woolf.

El relato tiene un claro sentido psicológico: venciendo las dificultades, Bess va madurando. A la vez, vamos viviendo los cambios históricos, desde su perspectiva: la primera Guerra Mundial, el crack del 29, el voto de las mujeres, Mussolini, la llegada de la televisión, el asesinato de Kennedy... ¡Cuántas cosas han vivido nuestros abuelos! En el ámbito español – podríamos resumir – los mismos que viajaron en carro han llegado a contemplar la llegada del hombre a la Luna...

Bess es una viuda joven, una mujer fuerte, una esposa fiel pero de ideas muy libres, una madre posesiva, una abuela ejemplar... Se siente, siempre, "descaradamente viva" (p. 112). En Florencia, contemplando los Esclavos de Miguel Ángel, en la Accademia, descubre el sentido de cualquier existencia: "¿Quién no se identificaría con esas figuras que luchan por liberarse de la piedra que les da cuerpo y al mismo tiempo les niega el ser? Para mí, esas figuras a punto de salir encierran la vida misma" (p. 249).

La adopción de la técnica epistolar es un acierto: lo que se nos ofrece es, siempre, el punto de vista de Bess. Eso permite saltar lo que no sea significativo, obliga al lector a completar lo que sólo se sugiere y da forma a los recuerdos, como la superficie de un lago-espejo que permite vivir dos veces (p. 237).

Es éste un claro ejemplo – me parece – de cómo se puede escribir un buen libro sin ser un gran autor (pero sí un escritor correcto). Hace falta, ante todo, no plantearse retos desmesurados, conocer lo que uno es capaz de hacer. Al leerlo, me pregunto por qué muchos autores españoles no han podido hacer algo semejante.

Por detrás de tantas experiencias cotidianas, ¿cuál es el tema central del libro? Una mujer que consigue ser libre, sin irse de casa ni romper con su familia, que es el centro de su vida; el equivalente femenino a ese "hombre de traje gris", encarnado en el cine por Gregory Peck, según la novela de Sloan Wilson. A la vez, es una "madre - y abuela - coraje", que vive su vida como una aventura, una permanente búsqueda. Por eso ha emocionado a tantos lectores, sean hombres o mujeres.

Elizabeth Forsythe Hayley: Una mujer de recursos, Barcelona, Libros del Asteroide, 2015, 328 págs, 21’95 euros. ISBN: 978-84-16213-20-7.

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