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El BCE descarta que la introducción del euro tenga la culpa de la elevada inflación

El Banco Central Europeo descarta en su informe anual de 2002 que la introducción del euro fuera la culpable de la fuerte subida de la inflación que millones de europeos han percibido desde entonces en el coste de vida.

LD (EFE) En su informe anual de 2002, el presidente de la entidad, Wim Duisenberg, apunta que el efecto percibido fue superior al real y que los consumidores tienden a notar los aumentos de los precios en mayor medida que las reducciones. Para el conjunto de 2002, la inflación fue del 2,2 por ciento en los doce países del euro, dos décimas menos que el año anterior, pero aún por encima del tope del 2 por ciento que establece el instituto europeo como precepto para mantener la estabilidad de los precios.

El BCE argumenta que las presiones al alza sobre los precios que resultaron del mal tiempo a finales de 2001 y comienzos de 2002, "se asociaron erróneamente a la introducción de la nueva moneda". También pronostica que la incidencia, escasa, del cambio de moneda sobre las subidas de los precios será transitoria y que el euro ayudará a contener la inflación a medio plazo, puesto que ha incrementado la transparencia de los precios y la competencia entre los países que conforman la eurozona.

El BCE estima que las perspectivas de estabilidad de los precios a medio plazo -un periodo calculado entre 12 y 18 meses- parecen ser bastante favorables, siempre que se mantenga la moderación salarial . También recuerda que la progresiva apreciación del euro en 2002 y este año ha disminuido las presiones al alza sobre la inflación, especialmente en los últimos meses. Desde comienzos de enero de este año, la moneda única ha ganado un 6 por ciento contra el dólar y este martes se llegó a pagar en Fráncfort a 1,1011 dólares.

En su prólogo al informe de 275 páginas, Duisenberg critica a los países de la zona euro que incumplen los objetivos presupuestarios fijados en sus programas de estabilidad y cita a Portugal y Alemania como países infractores que tuvieron en 2002 un déficit excesivo. El BCE opina al respecto que a diferencia de lo que se afirma con frecuencia, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) no es un corsé que obliga a los países a aplicar política presupuestarias procíclicas, y que los países infractores deben sanear sus presupuestos para fomentar el crecimiento y corregir el déficit excesivo.

El jefe del BCE se lamenta también de que el crecimiento del PIB en los doce países del euro fuera en 2002 menor de lo previsto y relativamente moderado, con un 0,8 por ciento frente al 1,4 de 2001. Este descenso fue atribuible, entre otros factores, a las tensiones geopolíticas y su repercusión sobre los precios del petróleo y la confianza, la desfavorable evolución de los mercados financieros y la persistencia de desequilibrios en el mundo.

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