LD (EFE) El funcionario estadounidense recordó que la Reserva Federal, en su comunicado del martes, se refirió al peligro que supone un ritmo demasiado bajo de inflación que empuje los precios hasta un punto en el que las ganancias de las empresas comiencen a deteriorarse. La Reserva Federal, dijo Fleischer, "no usó esa palabra (deflación) per se, pero sí se refirió a esa preocupación". Tras la reunión de su Comité de Mercado Abierto, que dejó sin cambios la política monetaria, la Fed se refirió por primera vez en un comunicado a la deflación, afirmando que el principal riesgo de la economía estadounidense es "una caída sustancial e indeseada" de los precios.
La confianza de los consumidores estadounidenses cayó esta semana a su nivel más bajo desde que las tropas anglo-estadounidenses tomaron el control de Bagdad, según el índice que elaboran la cadena de televisión ABC y la revista "Money". Un ejemplo de cómo la lasitud de los consumidores en EEUU afecta la economía global podemos encontrarlo en los resultados del consorcio alemán de medios y entretenimiento Bertelsmann, que dio cuenta de un déficit en el primer trimestre del año debido, en gran medida, a la baja demanda de sus productos en el mercado de libros y música en EEUU.
Bajo la presidencia de Alan Greenspan, desde 1987, la preocupación principal de la Reserva Federal ha sido el manejo de la política monetaria para evitar la elevada inflación que caracterizó la gestión del presidente Jimmy Carter (1977-81). Sin embargo, y pese a que los tipos de interés están en su nivel más bajo desde 1961 (1,25 por ciento), la Reserva encara ahora la posibilidad de una caída sostenida de los precios.
La deflación, una caída general de los precios, daña a la economía de varias formas porque deteriora las ganancias de las empresas mientras los consumidores, a la espera de precios más bajos aún, postergan sus compras, lo cual frena todo el ciclo económico. La economía de EEUU no ha pasado un período sostenido de deflación desde la Gran Depresión de los años 1930.
La deflación es el fantasma que asusta a todo banco central: la expectativa de que el dinero valdrá más mañana causa la devaluación de los activos y aplasta a los deudores.
La confianza de los consumidores estadounidenses cayó esta semana a su nivel más bajo desde que las tropas anglo-estadounidenses tomaron el control de Bagdad, según el índice que elaboran la cadena de televisión ABC y la revista "Money". Un ejemplo de cómo la lasitud de los consumidores en EEUU afecta la economía global podemos encontrarlo en los resultados del consorcio alemán de medios y entretenimiento Bertelsmann, que dio cuenta de un déficit en el primer trimestre del año debido, en gran medida, a la baja demanda de sus productos en el mercado de libros y música en EEUU.
Bajo la presidencia de Alan Greenspan, desde 1987, la preocupación principal de la Reserva Federal ha sido el manejo de la política monetaria para evitar la elevada inflación que caracterizó la gestión del presidente Jimmy Carter (1977-81). Sin embargo, y pese a que los tipos de interés están en su nivel más bajo desde 1961 (1,25 por ciento), la Reserva encara ahora la posibilidad de una caída sostenida de los precios.
La deflación, una caída general de los precios, daña a la economía de varias formas porque deteriora las ganancias de las empresas mientras los consumidores, a la espera de precios más bajos aún, postergan sus compras, lo cual frena todo el ciclo económico. La economía de EEUU no ha pasado un período sostenido de deflación desde la Gran Depresión de los años 1930.
La deflación es el fantasma que asusta a todo banco central: la expectativa de que el dinero valdrá más mañana causa la devaluación de los activos y aplasta a los deudores.